Después de la primera ofensiva de Trump, ha comenzado la segunda guerra comercial entre China y Estados Unidos. Los aumentos de aranceles estadounidenses anunciados por Biden a mediados de mayo sobre las importaciones procedentes de China entrarán en vigor el 27 de este mes para los vehículos eléctricos y el 1 de enero para los semiconductores. La Casa Blanca indicó en mayo su intención de aumentar los aranceles sobre 18.000 millones de dólares en mercancías chinas compradas por estadounidenses.
Se ven afectados el acero, el aluminio, las grúas instaladas en los puertos, algunos productos médicos, pero también los paneles solares, semiconductores, baterías y los vehículos eléctricos producidos por Pekín. Los aranceles pueden ser del 25 por cien para los metales, del 50 por cien para los microprocersadores e incluso del 100 por cien para los vehículos eléctricos.
Las razones de esta agresividad por parte de Estados Unidos son claras. También allí han perdido el pulso con China: “Las prácticas comerciales desleales de China en transferencia de tecnología, propiedad intelectual e innovación amenazan a las empresas y trabajadores estadounidenses. China también está inundando los mercados mundiales con sus exportaciones artificialmente baratas”, explica el comunicado de prensa de la Casa Blanca publicado la pasada primavera (*).
Evidentemente, no se puede ignorar el aspecto político de esta decisión. Los demócratas quieren atraer votos en los Estados que probablemente votarán por Trump en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. El candidato republicano pretende ir mucho más lejos que los demócratas gravando las importaciones chinas hasta un 60 por cien si regresa a la Casa Blanca.
En Washington están de acuerdo en que se trata de evitar que China se fortalezca más. Estados Unidos es también, por delante de India, el país que ha adoptado un mayor número de medidas comerciales para cerrar la puerta a las mercancías chinas. Su objetivo es proteger a sus propias empresas para construir una industria fuerte, particularmente en tecnologías verdes, al abrigo de la competencia china.
El golpe no es preocupante. Más bien parece simbólico. Las mercancías objeto de las sanciones estadounidenses forman un mercado pequeño. Sólo el 4 por cien de las importaciones chinas se ven afectadas. Las importaciones estadounidenses de vehículos eléctricos procedentes de China son casi inexistentes y, por lo tanto, el aumento de los aranceles sólo impedirá que los empresarios chinos tengan presencia en Estados Unidos en el futuro. Para las baterías, las consecuencias son más graves a corto plazo. Casi el 70 por cien de las baterías de iones de litio utilizadas en Estados Unidos provienen de China.
La regla general es que un aumento de 1 punto porcentual en los derechos de aduana provoca una caída del 2 por cien en el comercio. Con un aumento de los aranceles del 7,5 al 25 por cien, las ventas de las empresas chinas de baterías a Estados Unidos podrían caer alrededor de un tercio, con 5.000 millones de dólares perdidos en cifra de negocio.
China continúa invirtiendo más en industrias de alta tecnología, “las nuevas fuerzas productivas” en la terminología de Xi Jinping. El plan no parece querer aumentar la proporción del consumo en el PIB y reducir la de la inversión. Las ventas minoristas crecieron sólo un 3,7 por cien en China durante la primera mitad del año, un ritmo más lento que el crecimiento del PIB, mientras que la inversión industrial creció un 9,5 por cien durante los primeros seis meses del año.
Pekín sigue basando su crecimiento en la demanda externa e intenta exportar su deflación. Por lo tanto, las tensiones comerciales sólo pueden aumentar en el futuro. El papel dominante de China en la industria genera una sobreproducción que aumenta las tensiones comerciales con Occidente y los mercados emergentes. Esto significa que la inversión de China en alta tecnología no puede continuar indefinidamente, dada la débil demanda interna y un entorno externo menos favorable.
(*) https://www.whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2024/05/14/fact-sheet-president-biden-takes-action-to-protect-american-workers-and-businesses-from-chinas-unfair-trade-practices/