La desaceleración de la economía a finales de año pasado en la zona euro ha alcanzado la recesión técnica y las perspectivas son sombrías, dijo ayer Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo.
“Los indicadores débiles apuntan a una contracción de la economía en diciembre, lo que confirma la posibilidad de una recesión técnica en la segunda mitad de 2023 y unas perspectivas débiles a corto plazo”, dijo.
Una recesión técnica significa dos trimestres seguidos de caída del PIB. De julio a septiembre el PIB de los 20 países de la zona euro ya cayó un 0,1 por cien y, según De Guindos, es probable que se produzca una contracción de la actividad en el cuarto trimestre.
Entre las principales economías, Alemania está experimentando una marcada desaceleración, penalizada por el aumento de los precios de la energía, las subidas de los tipos de interés y el debilitamiento de importantes mercados de exportación, como el chino.
El futuro sigue siendo incierto y las perspectivas de crecimiento están a la baja, añadió De Guindos.
En materia de inflación, frente a la cual el Banco Central Europeo está llevando a cabo un endurecimiento sin precedentes de su política monetaria, la trayectoria descendente observada desde hace varios meses continuará, aunque con menor rapidez, pronostica. “El rápido ritmo de inflación […] debería desacelerarse este año”, añadió De Guindos.
La inflación cayó rápidamente durante la mayor parte del año pasado en la zona del euro, pero aumentó al 2,9 por cien el mes pasado, debido principalmente a los efectos estadísticos relacionados con la expiración de las medidas adoptadas para compensar el aumento de los precios de la energía.
Después de diez aumentos consecutivos de las tasas de interés, el Banco Central Europeo la ha bajado desde septiembre y apunta a un retorno gradual de la inflación a su objetivo del 2 por cien.