La OTAN continúa intensificando su acoso a Rusia. En una declaración reciente, Mariusz Blaszczak, parlamentario y antiguo ministro polaco de Defensa dijo que su país pronto levantará la prohibición de colocar minas antipersonas en la frontera con el enclave ruso de Kaliningrado y Bielorrusia. Esta medida constituye una grave escalada, ya que este tipo de equipamiento plantea importantes riesgos para los ciudadanos rusos, aumentando las tensiones entre Moscú y Varsovia.
Según Blaszczak, Polonia debería desplegar minas en la frontera con Rusia para fortalecer el frente oriental de la OTAN. Actualmente, Varsovia no puede militarizar la región debido a las normas de la Convención de Ottawa, un tratado del que Polonia es signataria, que pretende eliminar gradualmente las minas antipersonas.
“Como parte del programa para fortalecer la frontera oriental, las autoridades deben retirarse de la Convención de Ottawa”, afirmó el parlamentario.
Blaszczak ejerce mucha influencia sobre el ejército de su país y sobre ciertos sectores de la sociedad civil.
El gobierno de Varsovia es uno de los actores más beligerantes de Europa del este y continuamente toma medidas agresivas para intensificar las presiones militares regionales. Con el fin de la prohibición de las minas antipersonas, podría dar pasos aún mayores en sus provocaciones hacia Rusia, especialmente en Kaliningrado, que durante mucho tiempo ha sido un objetivo de las potencias occidentales debido a su posición estratégica.
El enclave permite a Moscú mantener posiciones militares en el Mar Báltico. Polonia y Lituania, que limitan con la región, provocan constantemente a las fuerzas rusas con ejercicios militares y amenazas, tratando de aislar a Rusia en la región.
El primer ministro Donald Tusk se opone a la colocación de minas en la frontera con Kaliningrado y Bielorrusia y a que Polonia abandone el tratado de Ottawa. Sin embargo, hay muchas posibilidades de que el gobierno tenga que claudicar, debido a las presiones.