Medios de inteligencia europeos señalan que Estados Unidos trata de mantener la iniciativa en la región Asía-Pacífico (su gran desafío del siglo XXI) con la finalidad de demostrar a sus aliados y adversarios que sigue siendo la primera potencia mundial.
Esta actitud pasa por impedir por todos los medios que Estados Unidos se vea desbancado por China. La estrategia de Putin de desplazar a Estados Unidos de Siria e Irak y, en breve, de Afganistán, ha obligado al presidente Obama a reconsiderar las prioridades estratégicas.
La alianza chino-rusa para dividir el esfuerzo de Estados Unidos en tres grandes frentes: Europa, Oriente Medio y China-Pacífico, y someter a la superpotencia a un desgaste militar, económico y social que llegue a ser insostenible.
Sería tanto como “darle la vuelta” a la estrategia desarrollada por la Casa Blanca para debilitar a Rusia y China a la vez.
Respecto a Rusia, provocando el desplome de su economía mediante las duras sanciones económicas por la adhesión de Crimea y la caída del precio del petróleo, principal fuente de ingresos de Moscú junto al gas.
En relación a China, tratando de impedir que el yuan compita con un dólar cada vez más debilitado por la trillonaria deuda de Estados Unidos.
Al denominado “acto de provocación” Pekín ha respondido con el envío de varios cazas Shenyang J-11B (un desarrollo superior de los cazas rusos Sukhoi SU-27) al aeródromo de la isla Pinyin (Woody en inglés), una de las islas Paracelso en el mar de China Meridional.
Ocupada por China desde 1974 y reclamada por Taiwán y Vietnan, la isla Pinyin se encuentra a medio camino entre China continental y las islas Spratly.
El aeródromo de Pinyin cuenta con una pista de despegue y aterrizaje ampliada en 2014 hasta los tres kilómetros de longitud, lo que permite operar a los bombarderos estratégicos de última generación H-6K y aviones de transporte además de cazas.
Fuente: http://www.mil21.es/noticia/303/claves/