Carrero Blanco, ese hombre (respuesta a Carlos Hernández de Miguel)

El pasado 9 de junio, el periodista Carlos Hernández de Miguel, conocido por sus trabajos sobre los españoles en los campos de concentración nazis, publicaba un artículo sobre la figura del almirante Carrero Blanco (*).

En su artículo, comienza haciendo referencia a su biografía: su carrera militar, su paso por Marruecos, la Guerra Civil y la dictadura. Éste es el punto que nos interesa. Hernández destaca el posicionamiento filonazi de Carrero (que no es de extrañar). Pero, ese análisis del hombre “más franquista que Franco” es bastante superficial y no nos dice nada más que no sepamos: que Carrero era un fascista convencido, que era antisemita, que era anticomunista, que escondió nazis y colaboró con ellos… ¿Acaso no se sabía?

Carrero y su entorno

Cuando en 1940 Carrero Blanco elabora uno de los primeros informes sobre la participación española en la Guerra Mundial al lado del Eje: desaconseja cualquier intervención porque España no está en condiciones de combatir, indicando que el ejército británico podría intervenir sobre las islas Canarias, Guinea o el bloqueo del puerto de Vigo. ¿Fue sobornado por los servicios secretos británicos como gran parte de la cúpula franquista, tal y como descubrió Ángel Viñas en los archivos de York? Hoy en día no existen evidencias de ello, como sí existen de otros generales sobornados como Queipo, Varela o Kindelán, el mismo al que el gobierno del PSOE le puso su nombre a una cátedra en Aviación (1).

No es que Carrero Blanco fuera un superhéroe que buscaba defender el país ante cualquier amenaza. Se trata de una persona que analiza qué es lo que puede aportar España a la guerra: nada. Se trata de un hombre de estado. Del estado fascista nacido de un país en ruinas en abril de 1939. Si la República fue una revolución, Franco fue el encargado de la Restauración. Y Carrero Blanco, un hombre de ese estado restaurador encargado de tejer todas las redes necesarias para su mantenimiento. Por ejemplo, fue Carrero el encargado de las entrevistas en 1948 entre Juan de Borbón y Franco llegaran a buen puerto, pero los resultados fueron distintos. Es decir, 20 años antes de que Juan Carlos I fuera nombrado sucesor de Franco, Carrero ya pensaba en el porvenir de la dictadura. Era un fascista con una gran visión de futuro.

Carrero fue ascendido a Jefe de Estado Mayor tras las luchas mafiosas que tenía el franquismo en su interior, principalmente entre militares y falangistas. Recordemos que los primeros fueron sobornados por los servicios secretos británicos para que no España no entrara en el conflicto, y los falangistas de la mano de Serrano Suñer tenían como objetivo un alineamiento total con el Eje. Parece que el ascenso de Carrero al Estado Mayor obedece más a una visión de Estado por parte del almirante que, por la confianza ciega, que dice Hernández de Miguel tenía Franco en Carrero.

Las décadas de los 50, 60 y 70 se caracterizaron a nivel mundial por las descolonizaciones y por la Guerra Fría. Es decir, por la derrota de Occidente en los territorios ocupados en el s. XIX y por un mundo bipolar. A ese mundo no era ajeno el fascismo español, ni Carrero Blanco, ni Franco que había elegido ser el “bastión de Occidente”. Pero España no era una potencia como sí lo eran las que estaban perdiendo sus colonias en África o Asia. Y el fascismo español jugaba entre el alineamiento total con Occidente y una cierta postura de no alineamiento. No es casual que el Che viniera a España para entrevistarse con Franco y ofrecerle la entrada en el Movimiento de los No Alineados (2). Otra cosa fue el resultado final (no llegaron a entrevistarse).

Carrero, al igual que Estados Unidos, era un anticomunista furibundo. Pero Carrero tenía, al igual que una parte muy minoritaria de la élite del franquismo, ciertos sueños de independencia económica, política e industrial. Carrero no era un tecnócrata del Opus Dei que vendería a su madre por un contrato. Carrero representaba a una élite que se quería dirigirse de igual a igual con las potencias occidentales. No para combatirlas, sino para ser como ellas.

‘Una región tan española como Cuenca’

Así definía Carrero el Sáhara en una visita realizada en 1958 a la colonia. Fue el creador de un estatus especial para las colonias que buscaba introducirlas en el mismo lugar y condiciones que las del resto del país. Como dice el refranero español… “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. ¿Era un libertador Carrero? Era un hombre de estado que pretendía anteponerse a una posible independencia del Sáhara.

¿Cómo? Incluyéndola al igual que una provincia más, como lo son Canarias o Ceuta y Melilla (Puerto Rico es un Estado Libre Asociado a los EEUU) y para darle un aspecto democrático, se crea también un partido político único donde están las élites saharauis que se pliegan a España. Aparentemente, la democracia es total en el Sahara: las figuras políticas saharauis juran una Constitución, la franquista (el Fuero de los Españoles), tienen un parlamento propio, tienen un partido (PUNS, Partido de Unidad Nacional del Sáhara donde su bandera incluye el símbolo tamazigh), etc.

El Plan Islero

Puede gustar más o menos, pero el desarrollo de un arma nuclear es garantía de independencia. Dentro de ese contexto de descolonización que comentamos más arriba, numerosas excolonias y países que habían dependido de las metrópolis comenzaron el desarrollo de energía nuclear. Tal fue el caso de Egipto bajo el gobierno de Nasser, el de Perón en Argentina, etc.

España comenzó en los años 60 su propio proyecto nuclear. Un proyecto que pretendía romper con la dependencia que se tenía de Europa en materia energética con el objetivo de la autosuficiencia. El problema radica en que la libre producción de energía nuclear y la tenencia de armas nucleares sólo puede estar en manos de las potencias occidentales. Un país que tenga acceso a armas nucleares puede discutir en igualdad de condiciones con las potencias de Occidente. Como decíamos arriba, Carrero quería que España entrara en ese selecto club de potencias imperialistas, pero entre los planes de Carrero y esa élite que representa y los planes de EEUU y Occidente hay un abismo.

Una colonia no puede tener armamento nuclear. Por ello, a Nasser le dio un golpe de estado un militar bajo órdenes de la embajada norteamericana en El Cairo, y a Perón se lo dio un grupo de militares bajo órdenes de la misma embajada en Buenos Aires.

Y en el caso español… “Spain is different”. Aquí había un matiz. ¿Qué golpe militar vas a dar si ya has dado un golpe de estado contra el gobierno legítimo 40 años antes? ¿A quién vas a destituir?

Carrero Blanco y el PSOE

Los años 70 en España es la década donde las huelgas y manifestaciones se multiplican, donde el régimen franquista que tanto había ganado buscaba una salida. Se junta también que Franco está haciéndose mayor y hay que buscar una salida controlada. El escenario social que vive el país fuerza a las élites a movilizarse y pensar en una voladura controlada del régimen.

“En el congreso de agosto de 1970 en Toulouse, González defendería la renovación basada en los socialistas del interior, ganando la votación. El congreso de 1972, también en Toulouse, registró ya el enfrentamiento con Rodolfo Llopis -representante de los ‘históricos’, herederos del PSOE de la República-, adoptándose las resoluciones renovadoras, aunque la dirección quedara en manos de un colectivo donde Nicolás Redondo era primus inter pares. Entre estos dos congresos tiene lugar la intervención de Carrero a favor de González” (3).

Esa voladura tiene que estar en manos de gente de confianza. Gente que, si hay un cambio de poder en España, saben que no les van a defraudar. El PCE no podía ser esa gente de confianza porque, aunque el carrillismo quisiera pactar en cualquier condición, las bases del PCE eran más difíciles de controlar que las PSOE. En definitiva, el PCE había sostenido el peso de la oposición al franquismo desde la Guerra y el PSOE era un partido desaparecido, que al crearlo de la nada es mucho más fácil de manipular.

¿Cómo pudo crear el PSOE una estructura nacional cuando no tenía medios ni militantes suficientes para esa estructura? ¿Quién trazó el plan de que el PSOE tenía que ser la fuerza de la oposición? Parecer ser que Carrero creador del SECED (espionaje franquista), vio en el PSOE la continuidad de la dictadura (no hace falta un militar dictador para vivir en dictadura) sin que se vieran amenazados los intereses de las élites de este país.

El final

EL 20 de diciembre de 1973, Carrero Blanco voló por los aires por una bomba colocada por ETA. El día anterior tuvo una entrevista con Henry Kissinger (secretario de Estado de Estados Unidos) donde se discutió el Sáhara y el programa nuclear español.

Este artículo es una respuesta al escrito de Carlos Hernández de Miguel (*), donde el periodista prefiere mencionar una faceta conocida por todos: que el franquismo colaboró con los nazis (el PSOE también los escondió), que era antisemita, anticomunista, etc. ¿Algo nuevo?

En definitiva, Carrero Blanco era un enviado de una parte de las élites españolas que buscaba colocar a España dentro del plano de las potencias europeas, poder discutir con ellas de igual a igual, controlar colonias igual que lo hacía Francia o Gran Bretaña. Pero el imperialismo y Occidente tenían y tienen otros planes para España: algo que Carrero Blanco no pareció entender hasta el 20 de diciembre de 1973.

Lo que sí quiero preguntarle al propio Hernández de Miguel es: ¿por qué no ha hecho referencia a la intervención de Carrero Blanco en el surgimiento del PSOE? ¿Tendrá que ver que Hernández de Miguel fue el Jefe de Prensa del Gabinete de Zapatero?

(*) Hernández de Miguel: https://www.eldiario.es/sociedad/carrero-blanco-marino-filonazi-antisemita-pudo-liderar-franquismo-franco_130_9065742.html

(1) Congreso aprueba quitar honores a Alfredo Kindelán y el nombre de su cátedra (La Vanguardia)
(2) El Che se paseó por Madrid tres veces durante el régimen franquista (El Periodico)
(3) https://www.elmundo.es/cronica/2014/09/28/54269d6922601d21548b4573.html

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