Cara de funeral o miserere

Bianchi

La que se le quedó a Pablo Iglesias y sus «cheerleaders» vistos los resultados electorales que no respondieron a las expectativas, encuestas mediante, de dar un «sorpasso» al PsoE. Porque este era su objetivo inconfeso y no ganar y derribar al PP y a Rajoy, como había que decir cara a la galería y al tendido de sombra.

Si no me he percatado mal, no se dijo esa noche triste o de ahuehuete (un frondoso árbol mejicano) a lo Hernán Cortés nada, ni una palabra, sobre su victoria en su Otumba particular, esto es, en el País Vasco y, de forma más diluida, en Catalunya, precisamente las dos naciones más díscolas e irredentas (en Galicia ganó el PP). Deberían alegrarse aunque sólo fuera como paliativo al tortazo a nivel «nacional», pero no, caras largas de funeral y rostros como un poema, como una endecha. Y eso que en Euskadi también había truco, pues la plancha «podemita» se presentó aduciendo que su objetivo era «ganar al PNV», lo que consiguieron, pero, en realidad, lo que realmente perseguían era quedar por encima de EHBildu, la izquierda abertzale, su auténtico rival, por no decir «enemigo», a pesar de los guiños de esta última a «Podemos» por aquello de que son -o van- de «izquierdas», de «progres», etc.

Sus verdaderos objetivos eran, como decimos, adelantar (eso es el «sorpasso») al PsoE,  engullirlo (como antes a IU, una sigla literalmente vendida por Judas Garzón por un par de escaños y seguir en el machito y en los sets de televisión), y quedar como único referente de la «izquierda» en España. No lo han conseguido. ¿Por qué? Según Echenique ni ellos mismos lo saben. Una posible causa, apuntamos, se nos ocurre, podría ser la deriva camaleónica (ahora se dice «transversal») de su líder Iglesias cuya penúltima joya fue declararse «patriota» como pocos, incluido ese Pelayo reconquistador redivivo que es Sergio Ramos con los ojos en blanco cuando suena -sonaba porque ya les han dado matarile- el himno (sin letra) de «La Roja», defraudando -o abriendo los ojos- a sus caladeros naturales esta vez, sí, de izquierda no comunista (anticomunistas son sus líderes), incluidos los votantes de Izquierda Unida que ven a Garzón como un felón traidor al que no pueden ni ver (Cayo Lara dijo votar la alianza Unidos-Podemos con una pinza en la nariz) en lo que no sido más que sexo sin amor (hace exactamente un año Iglesias puso a parir a IU, esa «gente aburrida», «perdedora», y nosotros -ellos- «salimos a ganar», porque somos chupiguays y tal y tal…). No es que nos alegremos por su batacazo, esa emoción no va con nosotros porque las elecciones generales no nos conciernen, nos abstenemos; la alegría, malsana, se la dejamos al facherío de la caverna y al «tea-party» español, o sea, que no nos confundan. Han visto su vertiginosa dejación de unos principios que regalaban determinados oídos y no les han votado, ni a ellos ni posiblemente a nadie.

Ha sido en Euskal Herria donde han ganado, pero engañando en el slogan, como dijimos, pero poco contento y satisfacción les supone eso en una plaza, por lo visto, secundaria, al menos visto desde Madrid. De lo que sí pueden alardear es de que ya son un partido al uso de esta «democracia» de pantalón corto y de tres centavos como la española, y así ya tenemos «pablistas», «errejonianos», «garzonitas», etc. Ya están bautizados, ya se han hecho «mayores». Sin tocar poder y ya empiezan a mentir. Al menos un tipo viscoso y mendaz como Felipe González esperó a llegar a la Moncloa para empezar a engañar a todo dios -creyendo que el pueblo español eran todos chinos- y, de paso, medrar y forrarse.

Buenas tardes.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo