Camboya ha puesto al ejército al frente a la campaña de vacunación contra el coronavirus. El sábado el gobierno inició una amplia operación de vacunación dirigida a medio millón de personas que viven en las zonas más afectadas de la capital, Phnom Penh.
Ni las vacunas ni la intervención del ejército se justifican con la pandemia. Con 106 muertos (*), en el país no ha habido ninguna pandemia, así que han tenido que recurrir al manido aumento de “casos” para llevar a la población a los centros de vacunación.
La ola artificial de histeria se intensificó el 15 de abril con la imposición del confinamiento en la capital y en la provincia vecina de Kandal, algo de lo que el país se había librado hasta la fecha.
Durante el confinamiento, que duró dos semanas, estaba prohibido salir de casa, excepto para los recados imprescindibles. Los viajes se limitaron a tres veces por semana y sólo se permitieron para dos miembros del mismo hogar.
En los barrios declarados “zona roja” y confinados de Phnom Penh casi medio millón de personas serán inoculadas con las vacunas chinas Sinopharm y Sinovac durante un mes, según un alto funcionario militar.
Un comunicado del Ministerio de Defensa asegura que el país de unos 16 millones de habitantes había recibido más de 4 millones de dosis de la vacuna, incluyendo 1,7 millones de dosis de Sinopharm donadas por China.
Hasta la fecha han vacunado a más de 1,3 millones de camboyanos, incluidos extranjeros, diplomáticos y trabajadores de la sociedad civil en Camboya. El sábado decenas de personas coordinadas por militares en traje de camuflaje hacían cola en una escuela primaria de la capital para recibir la vacuna.
(*) https://www.worldometers.info/coronavirus/country/cambodia
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