El asesinato del general Kirillov en Moscú ha popularizado en los medios rusos una consigna de los tiempos de la Guerra Fría que se había olvidado: “Cada Bandera tiene su Stashinsky”. Bogdan Stashinsky fue el Ramón Mercader de la posguerra, el ucraniano que ejecutó al nazi Stepan Bandera por cuenta de la URSS en 1959.
El KGB supo esperar y, a pesar de Jrushov y el “deshielo” de la época, no vaciló en ejecutar a Bandera. Ahora desde el Kremlin quieren advertir que, aunque la Guerra de Ucrania termine, no van a olvidar los crímenes cometidos por los nazis de hoy, que los buscarán allá donde se escondan y los ejecutarán a la más mínima oportunidad. El aviso no era necesario porque en Europa oriental nadie se llama a engaño con estas situaciones. Sin embargo, en la parte occidental nadie se ha acordado de que en octubre se cumplieron 65 años de la ejecución de Bandera en Munich. Es lo que tiene haber perdido la memoria histórica por completo.
Esta pérdida de memoria permite que los medios de intoxicación viertan toda clase basura sobre Stashinsky, que habría cumplido 93 años el 4 de noviembre pasado.
La principal tarea de los intoxicadores es afirmar que Stashinsky no quería colaborar con el KGB, que le amenazaron, le obligaron… Pero con 30 años ya era comandante del KGB, portaba hombreras, tenía la Orden de la Bandera Roja y estaba casado con Inge Pohl, una ciudadana de la República Democrática Alemana.
¿Por qué tantas distinciones a un oficial tan joven? Stashinsky llevaba años infiltrado en la OUN, la Organización de Nacionalistas Ucranianos, y la ejecución de Munich no era la primera. Dos antes antes había hecho lo mismo con Lev Rebet, otro nazi ucraniano ejecutado en Munich. Después del ataque nazi contra la URSS, Rebet fue nombrado jefe adjunto del gobierno títere ucraniano y, después, jefe del gobierno en funciones.
La de Stashinsky es una biografía típica de aquella época. Fue un joven especialmente adiestrado por el KGB y hay muy pocas imágenes suyas. En su pueblo, Borshovichi (Barszczowice), a 20 kilómetros de Lviv, que entonces formaba parte de Polonia, los vecinos más ancianos aún se acuerdan de él. “Era un muchacho muy amable, cortaba leña para los vecinos mayores y traía agua del pozo. Era inteligente, sabía idiomas, aunque provenía de una familia modesta: su padre era carpintero y su madre trabajaba en una granja colectiva”, recuerda una anciana del pueblo, Ekaterina Maksimiv, de 95 años.
Un infiltrado entre los nazis ucranianos
La intoxicación asegura que Stashinsky había sido miembro de la OUN, a la que pertenecían sus dos padres y sus tres hermanas, y que ayudaba a los pistoleros clandestinos de la UPA distribuyendo folletos antisoviéticos. El bulo sigue diciendo que la policía le detuvo en un tren en el que viajaba como polizón y que le dieron la vuelta: le obligaron a infiltrarse y denunciar a sus miembros.
Lo cierto es que en el juicio afirmó que nunca había sido partidario de Bandera y el jefe de inteligencia de Alemania occidental, Reinhard Gehlen, también aseguró que siempre se mantuvo firme en sus declaraciones.
El KGB lo infiltró en la OUN y gracias a ello consiguieron capturar a una gran cantidad de nazis ucranianos que estaban en la clandestinidad (“providnykiv”), entre ellos a Mijail Stakhur, que en 1949 había asesinado al periodista Yaroslav Galan (1).
Durante el juicio y después de su condena, Stashinsky llegó a ser muy conocido en el mundo occidental, mientras que en la URSS sus actos nunca fueron reconocidos públicamente.
En 1952 se fue a Kiev, donde se formó en los centros del KGB y se preparó para trabajar como agente ilegal fuera de la URSS. Dos años después se fue a Polonia y luego a la República Democrática Alemana, donde en 1957 conoció a la peluquera Inge Pohl, de 20 años, que fue su compañera. Desde Alemania oriental pasó a la occidental.
El último golpe de teatro
La historia más rocambolesca de Stashinsky no fue la ejecución de Rebet y Bandera sino su evasión al otro bando. La esposa se quedó embarazada y en marzo de 1961 nació su hijo Peter en Berlín, donde su esposa dio a luz.
Al principio, a Stashinsky no le permitieron reunirse con su familia en Alemania, pero en agosto de ese año el niño murió repentinamente y le permitieron viajar a Berlín para estar presente el funeral del bebé. Pero horas antes del funeral, ambos huyeron a pie de la casa de los padres de ella en Dallgow, caminando hasta la ciudad de Falkensee y luego en bicicleta hasta Berlín, desde donde se trasladaron a la parte occidental.
Fue poco antes de que en agosto de 1961 la RDA levantara el muro. Stashinsky llevaba consigo sus documentos personales reales aunque cruzó legalmente la frontera utilizando el pasaporte de Josef Lehmann, el nombre clandestino que había utilizado. Al otro lado del muro, se entregó a la policía, declarando que era un agente del KGB y el ejecutor de Rebet y Bandera.
De Berlín occidental, lo trasladaron a Frankfurt, donde la CIA lo interrogó, no se tragó su historia y lo entregó a la policía criminal alemana (2), que abrió un sumario por el asesinato de dos personas y en octubre de 1962.
Le condenaron a sólo ocho años de prisión por un triquiñuela judicial típica de la Alemania de la posguerra: Stashinsky no era más que un instrumento que actuaba obligado por alguien más fuerte. Es el mismo artificio que utilizaban los tribunales para disculpar a los criminales de guerra nazis, a quienes también se les consideró como simples ejecutores de órdenes que actuaban privados de derechos.
Al que condenaron fue a Alexander Shelepin, director del KGB, como el principal responsable de ambos asesinatos.
Sólo cumplió la mitad de la pena y al salir de la cárcel fue entregado a la CIA. Desde entonces su destino y el de su mujer se desconoce, aunque algunos dicen que el régimen racista sudafricano les concedió asilo político en 1984 bajo una nueva identidad. Otros creen que podrían haberse establecido en Estados Unidos.
(1) En ruso Провідників (“providnykiv”) se puede traducir como “contacto” dentro de una organización clandestina. Originariamente es la unión de dos cables para conducir la electricidad.
(2) Tras el asesinato de Kennedy, la CIA elaboró un informe sobre los asesinatos y secuestros soviéticos de la Guerra Fría: https://www.archives.gov/files/research/jfk/releases/104-10021-10115.pdf