Según los mansos, el gobierno del PSOE y Podemos hizo lo correcto al imponer el estado de alarma porque fue una medida necesaria -imprescindible incluso- para frenar la pandemia. Hizo lo que tenía hacer. Cumplió con su deber.
Es más, la ilegalidad del estado de alarma no desmerece sino todo lo contrario: es un añadido al coraje del gobierno para hacer frente al virus. De no cometer esa ilegalidad habrían muerto muchas más personas, casi medio millón más, según la ministra de Justicia.
El gobierno del PSOE también hizo lo correcto cuando en 1983 puso en marcha el terrorismo de Estado. Es verdad que asesinar a 30 personas es ilegal, pero había que hacerlo y se hizo, con coraje y determinación.
No obstante, muchas personas, sobre todo los juristas, tienen prejuicios con este tipo de asuntos porque creen en el “Estado de Desecho” y que el gobierno siempre debe actuar dentro de la legalidad.
Están muy confundidos. Los que deben respetar la legalidad son los catalanes y los que son como ellos. Las leyes se promulgan para que las cumplan los demás, de lo contrario, si todos cumplen con la ley de la misma manera, incluso quienes las redactan, sería como la pescadilla que se muerde la cola.
Desde el 18 de julio de 1936 los fascistas españoles siempre han actuado así. Hacen lo que deben, aunque no les guste. Alguien debía acabar con la República, aunque fuera ilegal, y ellos acometieron la tarea porque era necesario hacerlo.
¿Algún insumiso sospecha que los gobiernos españoles hacen lo que les da la gana? Se equivocan. Cuando reducen los salarios y amplían la jornada de trabajo, no lo hacen para perjudicar a los obreros, sino porque no queda más remedio. Ese tipo de medidas están avaladas por los “expertos” del Banco de España, que publican sus informes todos los años puntualmente, que siempre son los mismos; sólo les cambian la fecha.
Los que no sabemos ni tenemos título no podemos interrogar sobre la historia, ni sobre la economía, ni sobre las opciones políticas. El mero hecho de preguntar es sembrar la duda. Es imposible que los “expertos” de Banco de España digan en uno de sus informes: “la única manera de salir de la crisis del capitalismo es la revolución socialista”.
Los “expertos” proponen medidas técnicas: dicen a los políticos lo que tienen que hacer y ellos, a su vez, nos transmiten esas recomendaciones para que las cumplamos mansamente, como recomiendan las Sagradas Escrituras, aunque siempre hay alguien que no sigue la palabra de dios al pie de la letra, hace preguntas y plantea alternativas más que dudosas.
Pero no hay que precuparse por ellos porque sólo son una minoría. Los demás hacemos lo que nos dicen, y si tenemos alguna duda nos callamos. El mundo, dice la Biblia, nos pertenece a los mansos; los insumisos irán al infierno que, como saben, está debajo, en un abismo del que no es posible salir. Las promociones, el estrellato, los focos están reservados para los que agachan la cabeza en señal de aceptación.
El mundo es habitable gracias a los mansos y sólo los mansos pueden vivir en este mundo. Cuando los mansos dejan de serlo, ocurren desgracias como en 1917. La historia deja ser apacible y ocurren demasidas cosas en muy poco tiempo.
Lo de la «izquierda» es de traca. La gente está idiotizada. Sánchez se reunió hace poco con el presi de BlackRock. ¿Qué órdenes habrá recibido el guaperas? ¿Apretar más? Esto es una dictadura distópica, medidas sin fundamento científico ni ético alguno. No hay por donde cogerlo.
(Aqui no nos vamos a referir a los mansos del PSOE o Podemos –que más que mansos son talabarteros encorbatados– Aqui nos referimos a nosotros, a nuestros hermanos de la calle, a los padecientes de la História, a los empalados en sus sueños y misericordias, a los trasquilados y ordeñados para después arribar al matadero limpios y arreglados, como en esa foto con la que a este artíuclo se ha dotado)
Don Juan Manuel…
como nos gustan sus artículos,
sus hermenéuticas,
sus axiologiçías,
sus adjetivos,
sus sustantivos,
los que sustentan la verdad secuestrada,
oculta, vilipendiada.
Si
Y hoy nos trajo usted a los mansos
(que nosotros transferimos a lo expresado),
a nuestros hermanos,
para consolarnos,
para no sentirnos solos
y compartir con ellos
horizontes de espejismos
que el miedo dibuja
entre el cielo y el mar
para no naufragar…
Los mansos,
los que aceptamos,
los que agachamos la cabeza
incluso agradeciendo
que nos la dejen agachar
para que aprecien
nuestro gesto genuflexo
y nos tiren las migajas
para podernos alimentar…
Los mansos,
balando siempre con los demás
para no quedarnos apartados,
aislados, inseguros,
en nuestra nefanda horfandad,
y ser parte de la manada
que nos protege y nos arropa
para no ser diferentes
en la psicopatología de la normalidad.
Cordero de dios que quita el pecado del mundo.
Corderos dóciles, bucólicos y acólitos,
apoyados los unos en los otros
para no perdernos
y, si nos desviamos,
poder regresar.
Y hoy, como mansos,
nos ha hecho usted enfatizar,
que no estamos solos,
que hay muchos como nosotros
en una gran colectividad.
Es un consuelo ver que no estamos solos,
que estamos acompañados,
y que ésto asegura nuestra identidad.
Si
Se podría pensar
que «mal de muchos consuelo de tontos»,
o, que ‘mansos de muchos consuelo de tontos’,
y tal vez sea verdad,
pero en éste caso
el mal no es tal,
sólo seguridad sobrevivencial,
ese timón fijo
que nos proporciona
ese confort compartido
con los demás
y que nos hace sentir
que hay muchos más como nosotros,
y asi nos agrupamos
para alimentarnos en los mismos pastos
y con la misma lealtad
Que bien,
pertenecer al club de los mansos
y heredar la tierra bíblica
que nos prometieron.
Lo sabemos,
es un cuento para idiotas,
¿pero como vamos a salir de nuestro ostracismo
y a relacionarnos con los demás
si no nos volvemos mansos
y pastamos en las mismas hierbas
que nos dan?
Y es que hoy nos encontramos
en el Solus Ipse que nos decapita
al pie del altar,
bajo ese ‘I alone’
que es difícil de aguantar,
ese en el que siempre nos hallamos
cuando oímos las palabras de Cristo
que ya nadie quiere escuchar:
«El espíritu del Señor está sobre mi…
Y me envió a darle la Buena Nueva a los Pobres,
a poner en libertad a los oprimidos
y a liberar a los cautivos»
(San Lucas, 4 16-25)
Y hoy, ante tanta «saudade»,
leímos su artículo y nos dijimos:
…Mira…¿quíen sabe?,
quizás la Bíblia bibliera esté en lo cierto
y la tierra pertenezca a los mansos,
como en el Sermón de la Montaña de Cristo,
dónde los mansos y los manejables
son elevados a lo celestial,
y por eso sea lo mejor unirnos a ellos
para huir de esta cortante
separación ancestral…
POSTED BY AD HUMANITATEM