Expertos militares de todo el mundo esperan la reanudación de las acciones ofensivas a gran escala en Ucrania. A partir del sábado las temperaturas en el este y el sur de Ucrania oscilarán entre -8° y -13°. El terreno estará helado y la zona de primera línea permitirá el movimiento a gran escala de vehículos blindados, obuses autopropulsados e infantería motorizada. Es la ventana óptima para lanzar una nueva operación ofensiva.
A petición de los asesores de la OTAN, en el frente de Bajmut, el ejército ucraniano ha llevado a cabo dos rotaciones de brigadas mecanizadas y de infantería en el último mes. El objetivo era suplir las pérdidas del 15-20 por cien en personal y equipos de combate. Los suplementos de personal se hicieron con reservistas recién movilizados cuya preparación para el combate se había reducido. Pero la relación de fuerzas es muy superior en el lado ucraniano, en cuanto al número de tropas de infantería. El general Valeri Zaluzhnyi es extremadamente inteligente y, si actúa con rapidez, puede ofrecer sorpresas insospechadas. Así que todo el mundo se pregunta: ¿puede el ejército ucraniano avanzar en este frente en una futura ofensiva y, en caso afirmativo, hasta dónde?
De momento el terreno intransitable ha favorecido a las tropas defensivas. No hay que olvidar que los grupos de artillería ucranianos han sufrido importantes pérdidas en obuses, radares contra-batería y drones de corrección de tiro. Y la falta de apoyo de fuego reducirá el ritmo y la fuerza de cualquier ofensiva ucraniana. Sin embargo, detrás de la línea del frente, entre Soledar y Bajmut, hay más de cinco minas de sal, en las que los ucranianos han instalado depósitos subterráneos de armas y municiones, hospitales de campaña y zonas de descanso para los soldados.
Han excavado numerosos túneles que comunican con las líneas de defensa en la superficie. Por lo tanto, lo más probable es que las unidades ucranianas prefieran permanecer en la enorme red de trincheras y fortificaciones, desde donde lanzarán innumerables contraataques relámpago e infiltraciones en las profundidades de la maquinaria rusa. Si tienen suerte, los ucranianos registrarán victorias rápidamente. De lo contrario, cada día que pase, las brigadas terrestres ucranianas perderán fuerza de combate frente al ejército ruso.
Por lo tanto, hay más de un 50 por cien de probabilidades de que Rusia tenga la iniciativa en este sector del frente. Gracias a la congelación, los rusos pueden renunciar al ataque frontal que venían utilizando hasta ahora. En su lugar, realizarán maniobras en amplias zonas, con apoyo de fuego y bajo la cobertura de fuerzas aéreas y helicópteros artillados. El equilibrio de fuerzas en tanques y aviones favorece a los rusos. En teoría, los rusos pueden doblar su velocidad de avance actual para sortear las fortificaciones ucranianas de sus flancos.
Si Ucrania gana la batalla por Bajmut, conseguirá prolongar la duración de la guerra, ya que Occidente tendrá una buena razón para suministrarle armas cada vez más modernas. Para Rusia la batalla por Bajmut significa, sobre todo, obligar a Ucrania a llevar al frente la mayor parte de sus tropas regulares y de su armamento. Los rusos pretenden neutralizarlos. Para el general Sergei Surovikin, desde el punto de vista estratégico, Bajmut es sólo un señuelo.
El objetivo de la futura ofensiva de Serguei Surovikin podría ser más amplio: bloquear al ejército regular ucraniano en el frente oriental ucraniano interponiéndose entre las fuerzas rusas. Al cortar todas las rutas de suministro al resto de Ucrania y, por tanto, el acceso a las armas suministradas por la OTAN, al tiempo que llena las pérdidas con reservistas, esta maniobra dará al ejército ruso total libertad de acción en las zonas occidental, noroccidental y septentrional de Ucrania. Allí sólo hay tropas territoriales, formadas por reservistas, sin apenas capacidad de combate y armadas de forma más bien teórica.