Estamos en plena histeria por la mayor obra de ingeniería social que ha conocido la humanidad y a los “expertos” les parece poco: “habrá más epidemias y serán más peligrosas”, nos amenaza José María Martín Moreno, catedrático de la Universidad de Valencia (*). Es evidente que no nos van a dejar tranquilos con sus tonteorías.
El miedo no puede acabar y es posible que, en el futuro, cada vez que haya una crisis capitalista, una huelga o una lucha, se inventen otra pandemia como la actual, consecuencia de una nueva “enfermedad emergente”, cada una de las cuales es “más peligrosa” que la anterior.
Este es el tipo de gente que habla en nombre de una “ciencia” que se han sacado de la manga como el mago saca sus conejos de la chistera.
Dice el catedrático que la epidemiología “estudia la frecuencia, distribución y otros factores determinantes que generan salud o enfermedad”, lo cual es falso. Eso que llaman epidemiología es una ideología que se dedica a ocultar las verdaderas causas de ciertas enfermedades, calificadas como “contagiosas”, y en medicina cuando se ocultan las verdaderas causas, las personas mueren o son sometidas a tratamientos de choque, como el actual.
La epidemiología se llena la boca hablando de “contagiados” pero no nos aclara lo que entienden por ello. No sabemos si un contagiado tiene alguna enfermedad, si está sano o si es una tercera condición que se han inventado, al viejo estilo de la Edad Media, para fabricar enfermos y, en consecuencia, para ampliar el mercado sanitario y farmacológico.
Tampoco nos aclara por qué si un virus es tan pernicioso para la salud, la mayor parte de sus portadores están sanos. Si el coronavirus ha estado circulando entre los seres humanos desde hace décadas, antes de esta histeria, ¿por qué nadie cayó enfermo?, ¿por qué entonces el virus pasó desapercibido y ahora no?
El catedrático recurre a todos los tópicos habidos y por haber para justificar las pandemias, como “el tráfico de animales”, una práctica que data del neolítico y subsiste en las ferias de ganado, que aún se celebran en muchos pueblos, sin que jamás los tratantes hayan caído enfermos a causa de ello.
En este planeta no hay ni un milímetro cúbico de agua, aire, suelo o subsuelo que no esté poblado por billones de virus. Ya los había antes de que aparecieran los seres humanos en él y jamás fueron un obstáculo para su evolución, por lo que seguir sosteniendo, a estas alturas, la relación entre las enfermedades y los virus (“patógenos”) es una aberración seudocientífica.
Tanto la OMS, como Pedro Sánchez y los charlatanes disfrazados de “expertos” vienen advirtiendo de una “segunda ola” de la pandemia que será tan fraudulenta o más que ésta. Posiblemente se saquen de la chistera otro virus distinto porque a éste lo han quemado demasiado. El catedrático necesita seguir manteniendo la rueda en marcha para que aumenten los fondos destinados a la “formación y apoyo a la epidemiología”, pero no por “el bien de todos”, como dice, sino porque ese dinero va a los bolsillos de quienes se prestan a ejercer de “expertos” en grandes manipulaciones de masas.
Si el fraude les está saliendo bien hasta ahora, si muchos siguen tragando que aquí está la ciencia y que no hay nada diferente que decir, entonces es lógico que sigan con sus pandemias, una detrás de otra. Es la mejor manera de que las calles sigan vacías, que desaparezcan por fin los Primero de Mayo, las huelgas, las reuniones y las manifestaciones para “mantener la distancia social”.
Los catedráticos dan verdadera vergüenza y la famosa “izquierda” sigue dando síntomas de estar tan domesticada como en la transición, por lo que ya hemos dicho en otra entrada: la nueva normalidad es la nueva transición.
(*) https://elpais.com/especiales/2020/coronavirus-covid-19/predicciones/habra-mas-epidemias-y-seran-mas-peligrosas/