conversaciones directas con representantes saudíes en el sultanato de
Omán para encontrar una solución a la guerra.
Las consultas se celebran sin la presencia de ningún representante del gobierno yemení reconocido internacionalmente.
Riad dirige una coalición militar de países árabes que en marzo de 2015 atacó Yemen para ayudar al
gobierno legítimo, refugiado en el sur del país, contra los rebeldes
houthíes que controlan la capital Sanaa.
Pero no ha logrado que el presidente yemení Abd Rabbo Mansour Hadi vuelva al gobierno, a pesar del bloqueo del país y de los intensos bombardeos aéreos, que han causado una de las peores crisis humanitaria del mundo.
Ambas partes quieren proponer un marco de acuerdo para acabar con la guerra antes de que el domingo llegue el nuevo enviado de la ONU a Yemen, el diplomático británico Martin Griffiths.
Para redactar el acuerdo, la misión británica ante la ONU pasó semanas negociando con varios países, entre ellos Arabia saudí, implicados en la guerra. A diferencia de una resolución, que sólo requiere una mayoría de nueve votos de los quince miembros del Consejo de Seguridad y sin el uso de un veto por parte de un miembro permanente, una declaración denominada “presidencial” del Consejo, como la relativa al Yemen, requiere la unanimidad de sus miembros, que pueden negociar la más mínima coma.
La ONU también denuncia el nivel de violencia en Yemen, incluidos los ataques indiscriminados en zonas densamente pobladas y el impacto que esto tiene en la población civil, causando numerosas víctimas civiles y dañando lugares civiles. “El Consejo de Seguridad hace un llamamiento a todas las partes para que respeten y protejan las escuelas, las instalaciones médicas y el personal”, dice la declaración. Durante meses, la ONU ha denunciado el uso de las escuelas por parte de los combatientes, que a veces las utilizan como depósitos de armas.
Sin citar a Irán, como seguramente Estados Unidos quería en un principio, el Consejo de Seguridad ha condenado en los términos más enérgicos los lanzamientos de misiles balísticos de los houthíes contra Arabia saudí, en particular los del 4 de noviembre y el 19 de diciembre, que pusieron en peligro deliberadamente zonas civiles, dice la declaración.
Estados Unidos acusó a Irán, partidario político de los houthíes y adversario en la región de Arabia saudí, de suministrar misiles a los houthíes. Teherán lo ha negado y Rusia vetó recientemente una resolución de Estados Unidos que condenaba la violación por parte de Irán del embargo de armas impuesto a Yemen. “El Consejo de Seguridad hace un llamamiento a todos los Estados miembros para que apliquen plenamente el embargo de armas, tal y como exigen las resoluciones de la ONU”, continúa el texto.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha denunciado el deterioro de la situación humanitaria en Yemen, donde 22,2 millones de personas necesitan ahora ayuda, 3,4 millones más que el año pasado.
Durante meses la ONU ha pedido, sin mucho éxito, el libre acceso de las organizaciones humanitarias -incluidos los puertos y aeropuertos del país- para poder aplicar el plan de ayuda humanitaria adoptado para este año.
La cantidad de ayuda humanitaria necesaria para Yemen este año se estima en 2.960 millones de dólares para ayudar a más de 13 millones de personas. Próximamente se celebrará una conferencia de donantes en Ginebra y el Consejo de Seguridad anima a todos los Estados miembros de las Naciones Unidas a hacer contribuciones financieras.
En su declaración, el Consejo de Seguridad acogió con beneplácito, entre otras cosas, “el compromiso de la Arabia saudí y los Emiratos Árabes Unidos de aportar casi 1.000 millones de dólares al llamamiento de donaciones de las Naciones Unidas”. Por último, en su declaración, “los miembros del Consejo de Seguridad reafirman su firme compromiso con la unidad, la soberanía, la independencia y la integridad territorial del Yemen”.
La guerra en Yemen ha dejado un saldo de 9.300 muertos y más de 53.000 heridos, entre ellos muchos civiles, lo que pone a las zonas al borde de la inanición.