Amazon: la cara más negra del monopolismo del siglo XXI

Bezos: el monopolismo sin escrúpulos
Amazon es monopolismo en estado puro, un fenómeno de concentración de capital a escala mundial con dos caras fundamentales. La primera es una explotación brutal de su más medio millón de trabajadores, a los que tratan de someter a condiciones laborales extremas.

La otra es la ruina de los pequeños productores independientes y tiendas tradicionales. Es una de las causas de que, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid cada año cierren 400 comercios al por menor.

Jeffrey Preston Jorgensen, alias “Jeff Bezos” nació en 1964. Se licenció en una universidad de élite en Estados Unidos, trabajó en Wall Street y convenció a su mentor para que invirtiera en un proyecto de tienda en línea, a la que llamó Amazon en homenaje al gran río sudamericano.

En una tienda en línea lo importante no es el escaparate, ni tampoco la mercancía, sino la línea que engancha de por vida a los clientes que caen en sus garras. Amazon es -sobre todo- internet.

La empresa Blue Origin, propiedad de Bezos, dispone del 45 por ciento de los servidores del mundo que, entre otras funciones, ofrecen almacenamiento “en la nube”.

Siempre que hablamos de internet hay que hablar de espías y Amazon no es la excepción. La NSA ha invertido 600 millones de dólares en el desarrollo de los servidores “en la nube” de Amazon.

Bezos ha confesado su entusiasmo por la colaboración de su empresa con el espionaje estadounidense (*), que permitirá a la NSA y a otras 16 centrales de inteligencia de Estados Unidos recabar información del mundo entero.

Amazon Key permite a los transportistas de paquetes y otros proveedores de servicios acceder a las viviendas de los clientes cuando están fuera de casa. El cliente recibe una cerradura de puerta inteligente, una cámara de vigilancia de red y una aplicación.

Cuando un repartidor llega a la vivienda y nadie abre la puerta, solicita el acceso a Amazon a través de un proceso de identificación. La puerta se abre a distancia y la cámara de vigilancia comienza a grabar. Amazon tiene, pues, acceso a toda la esfera íntima de sus clientes y también una listado los que entran en sus domicilios.

A través de Amazon, Bezos controla Alexa, que tiene muchas funciones. Puede responder a todas las preguntas verbales y ejecutar órdenes a través de la red, como encender las luces de la habitación. Alexa también puede administrar otros dispositivos de la casa, poner la música o pronósticar el tiempo.

A principios de este año, Amazon abrió su primer supermercado de alta tecnología en los Estados Unidos, Amazon Go, para no tener que esperar en las cajas y cajeros. El cliente coge lo que quiere y sale de la tienda inmediatamente. El recibo se envía por correo electrónico.

Amazon no ha contado cómo funciona, pero es fácil de sospechar: las tiendas se han llenado de cámaras y sensores que registran a cada uno de los clientes.

El servicio de pagos Amazon Pay se pone a disposición de las tiendas para que la multinacional puede controlar también las compras que sus clientes hacen “off line” en otros comercios.

Bezos demostró que no era un tendero cualquiera cuando compró el Washington Post.

Además, envía naves al espacio…. A los monopolistas no les frena absolutamente nada.

(*) https://deutsch.rt.com/nordamerika/71922-gemeinsam-auf-wolke-sieben-amazon-nsa/
www.nextgov.com/emerging-tech/2018/06/nsa-systematically-moving-all-its-data-cloud/149179/
www.nextgov.com/it-modernization/2014/11/nsa-turns-cloud-help-manage-data-deluge/99104/

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