A Trump le corresponde recordar a Israel quién es el patrón y quién el cliente

El ataque israelí contra Irán durante la madrugada del viernes se produjo 48 horas antes de que los negociadores estadounidenses, encabezados por Steve Witkoff, se reunieran en la sexta ronda de conversaciones sobre el programa nuclear.

Ha sido un intento de sabotear las negociaciones nucleares con Estados Unidos. Los sucesivos gobiernos estadounidenses de ambos partidos siempre han buscado resolver la disputa nuclear por la vía diplomática.

Netanyahu espera que una escalada arrastre a Estados Unidos a la escalada y lo sumerja en una guerra regional, justo cuando ha surgido un consenso bipartidista a favor de un repliegue en Oriente Medio a zonas más estratégicas, como el Extremo Oriente.

Tras la votación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) condenando a Irán, Trump reafirmó su compromiso con una solución diplomática: “Irán no puede tener un arma nuclear. Más allá de eso, quiero que triunfen. Quiero que sean grandes. Los ayudaremos a triunfar. Comerciaremos con ellos. Haremos lo que sea necesario”. Horas antes del ataque, Trump declaró: “Quiero un acuerdo con Irán. Estamos muy cerca de un acuerdo”.

Israel ha querido socavar la diplomacia de Estados Unidos, obligando a Washington a entrar en otra guerra en Oriente Medio. Ahora a la Casa Blanca le corresponde recordar a Israel quién es el patrón y quién el cliente. Debe decidir si están dispuestos a verse arrastrados a otra guerra en Oriente Medio.

Las acciones unilaterales y agresivas de Israel no solo han socavado la diplomacia estadounidense, sino que ponen en peligro la vida de estadounidenses. Aproximadamente 40.000 soldados estadounidenses están estacionados en la región del Golfo Pérsico. Irán ha comenzado a tomar represalias contra Israel. El peligro es que, si los iraníes toman represalias, probablemente, involuntariamente o no, ataquen a las tropas estadounidenses u otros intereses directos de Estados Unidos, lo que desencadenaría una respuesta de Washington.

‘Estados Unidos no participa en ataques contra Irán’

Marco Rubio es consciente del peligro y ha asegurado que Estados Unidos “no participa en ataques contra Irán y que nuestra máxima prioridad es proteger a las fuerzas estadounidenses en la región”. El secretario de Estado advirtió que “Irán no debe atacar intereses ni personal estadounidense”.

Antes del ataque Trump enfatizó que el Departamento de Estado había comenzado a evacuar a su personal de Bagdad, mientras que el Pentágono hacía lo propio en sus bases en Oriente Medio.

La operación israelí se desata tras las reiteradas declaraciones de Trump, tanto públicas como en reuniones privadas con Netanyahu, en las que le advirtió que una provocación israelí podría hundir el acuerdo. La Casa Blanca debe tomar el control de la situación lo antes posible y, para ello, debe condenar la agresión israelí, distanciando a Washington claramente de los bombardeos de ayer.

Aunque algunos especulan que Estados Unidos apoya secretamente este ataque, sería un grave error estratégico. Biden permitió que Netanyahu descarrilara su presidencia al involucrarse en una escalada cada vez más sangrienta en Gaza. Trump haría bien en evitar la misma suerte.

Algunos cómplices de la agresión israelí

El ataque israelí fue posible gracias a la destrucción de Irak y Siria, una operación a largo plazo que ha sido llevada a cabo por el ejército de Estados Unidos desde 1991 en beneficio de Israel.

Irak y Jordania abrieron su espacio aéreo a los cazas de combate israelíes camuflados. Estas aeronaves sobrevolaron Jordania e Irak antes de lanzar misiles balísticos aéreos como el Monolith o el Golden Horizon, un sistema basado en el Silver Sparrow y el Blue Sparrow. Estos sistemas de lanzamiento son rápidos y de largo alcance. Lanzado desde territorio irakí por un centenar de cazas israelíes F-15 y F-16 o camuflados como aeronaves israelíes, podían alcanzar la mayoría de los objetivos en Irán.

Los F-15, F-35 y F-16 dispararon municiones aire-tierra sobre el norte de Irak, cerca de la frontera iraní, como parte de un ataque “fuera de área” utilizando, entre otros, misiles balísticos aéreos Blue Sparrow ALBM y varios misiles de crucero. Las primeras oleadas se dirigieron a los barrios donde viven los generales iraníes; la segunda a infraestructuras específicas y la instalación nuclear de Natanz.

Los F-15, F-35 y F-16 regresaron sin incidentes y no entraron en el espacio aéreo iraní.


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