Recientemente el Presidente lituano Gitanas Nauseda expresó su deseo de que la OTAN despliegue armas nucleares en su territorio. Sus declaraciones siguen a discusiones similares entre dirigentes de la OTAN, donde el presidente polaco, Andrzej Duda, reiteró su propuesta de acoger las armas estadounidenses, para seguir empeorando las relaciones con Rusia.
Es una estrategia de asedio que no tiene en cuenta la experiencia de Ucrania. Las implicaciones de esta estrategia fueron discutidas durante una reunión entre los dos presidentes durante unas maniobras militares en el Corredor de Suwalki, que se suceden periódicamente unas tras otras.
La OTAN considera esta zona, una estrecha franja entre Polonia y Lituania, como un punto vulnerable de Rusia en Kaliningrado. Los ejercicios militares contaron con 1.500 soldados de la OTAN, lo que pone de relieve la importancia estratégica del Corredor, que Lituania ya intentó cerrar hace dos años a las mercancías rusas.
La próxima instalación de una planta de producción de proyectiles de calibre 155 milímetros por parte de la empresa alemana Rheinmetall en Lituania es otra provocación.
Al mismo tiempo, Alemania ha iniciado el despliegue de una brigada permanente y los primeros soldados ya están en el lugar para organizar la llegada de tropas adicionales.
En las provocaciones fronterizas no falta nadie. Para convertir a Lituania en un arsenal, Países Bajos planea desplegar “temporalmente” sistemas de defensa aérea Patriot.
Lituania es una ilustración de lo ques está ocurriendo e Europa oriental, donde la OTAN aprieta los tornillos a Rusia de una manera cada vez más descarada.
Sólo falta comprobar la paciencia de Rusia, porque ni en los peores tiempos de la Guerra Fría la URSS tuvo que soportar un polvorín de este tamaño.