50 años de la muerte del gran novelista estadounidense John Steinbeck

El 20 de diciembre se cumplieron 50 años de la muerte del gran novelista estadounidense John Steinbeck (1902-1968), un autor de la llamada “generación perdida” que había salido desengañada de los ideales que Estados Unidos había vendido en la Primera Guerra Mundial.

William Faulkner, John Dos Passos, Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald y John Steinbeck son los miembros más destacados de aquella “generación perdida”. Algunos se entregaron a una vida disipada y fuera del compromiso político, en el marco de sus trabajos literarios… Steinbeck no lo hizo así. Tuvo una visión crítica de la guerra y de una sociedad americana miserable.

Es la principal figura del nuevo realismo social americano. Nació en Salinas, California, en 1902, hijo del tesorero del condado y de la maestra, en un ambiente de campesinos ricos. Pero Steinbeck se negó a ver las cosas como las veían sus familiares. En lugar de percibir la prosperidad verde de la agricultura en una tierra ubérrima y la riqueza de sus fábricas de conserva, se obstinó en fijarse en los trabajadores agrarios, mexicanos y “okies” (los blancos que habían abandonado el Medio Oeste por la sequía y la depresión) y en la explotación sobre la que se construía la feliz riqueza de los terratenientes.

De joven pasó sus veranos trabajando en ranchos cercanos y más tarde con trabajadores migrantes en las granjas de remolacha de la azucarera Spreckels. En el valle agrícola de Salinas ambientó total o parcialmente varios de sus relatos. Es el caso, por ejemplo, de las novelas “Tortilla Flat” (1935), “De ratones y hombres” (1937) y el libro de cuentos “El poni rojo” (1933), escritos, más o menos, en la misma época, su primera etapa, en la que dio a la imprenta “Los crisantemos”, una obra maestra de la narrativa breve.

Experimentó los aspectos más duros de la vida de los inmigrantes y el lado más oscuro de la naturaleza humana, que le proporcionó material para escribir algunas de sus mejores obras, como las citadas y “Las uvas de la ira” (1939), que sirvió de inspiración para una gran película.

Estudió en la Universidad de Stanford, pero desde muy temprano tuvo que trabajar duramente como albañil, jornalero rural, agrimensor o empleado de tienda, y no llegó a graduarse. En los años treinta describió la pobreza que acompañó a la gran depresión económica y tuvo su primer reconocimiento crítico con la novela Tortilla Flat (1935), por la que recibió la Medalla de Oro literaria concedida por el Commonwealth Club of California a la mejor novela escrita por un californiano. Con este compendio de historias humorísticas, Steinbeck obtuvo cierto éxito. Retrata las aventuras de un grupo de jóvenes sin ocupación y generalmente sin hogar en Monterrey después de la Primera Guerra Mundial.

Otra novela de Steinbeck que tuvo un gran éxito fue “La perla” (1948). El relato cuenta la desventura de un humilde pescador, Kino, y su familia, y pone de manifiesto cómo la hermosa perla que encuentran viene a trastocar su existencia y los aboca a un destino fatal. La obra contiene una amarga crítica a la codicia y la rapacidad, conductas que llevan a la destrucción.

La lectura de las obras de este gran autor, nos sumergen en las realidades de la sociedad capitalista de aquel tiempo, llena de convulsiones sociales, con grandes poderes explotando a migrantes y con la segregación racial de por medio, es decir, exactamente igual que ahora.

Fotograma de la película ‘Las uvas de la ira’ basada en la novela homónima de Steinbeck

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