Turquía ha invocado la Convención de Montreux de 1936 para negar el el paso a través de los estrechos del Bósforo y el Dardanelos a dos dragaminas de 600 toneladas, los británicos HMS Grimsby y HMS Shoreham, que se iban a incorporar a la Marina de Guerra ucraniana.
Erdogan afirma que está aplicando la Convención de manera imparcial. Ha bloqueado el acceso al Mar Negro a todos los buques militares desde marzo de 2022 para evitar una escalada en el Mar Negro.
La decisión turca se produce pocos días antes del hundimiento del buque de desembarco Novocherkask de la Flota rusa.
Reino Unido y Noruega habían anunciado la creación de una coalición para fortalecer el potencial marítimo de Ucrania. El ministro de Defensa británico, Grant Shapps recurrió a un artificio gastado: garantizar las exportaciones ucranianas de cereales a través del Mar Negro.
El 28 de diciembre un barco panameño chocó contra una mina mientras se dirigía a un puerto del Danubio para cargar grano, lo que volvió a poner de relieve el peligro que representan las minas sembradas por la propia Ucrania.
El pretexto no ha colado. Ucrania no puede crear un riesgo y, al mismo tiempo, tratar de resolverlo.
Otro argumento de Ucrania es que los dragaminas son de naturaleza puramente defensiva y no representan una amenaza para la Armada rusa.
La Convención de Montreux establece que, en tiempos de guerra en los que Turquía no sea beligerante, los buques de guerra extranjeros pueden atravesar los estrechos del Bósforo y el Dardanelos en condiciones similares a las de tiempos de paz, con excepción de los buques de guerra de las potencias beligerantes, a menos que se trate de un barco que regrese a su puerto base en el Mar Negro. Esta posición se fortalece si Turquía se muestra beligerante, dejando el paso de barcos extranjeros a la discreción del gobierno turco.