El derecho de pernada sigue de plena actualidad

Elisa Pinto Romero es una médico dermatóloga. De Javier López Madrid ya hemos hablado antes. Además de fascista, era uno de sus pacientes, dirige la constructora OHL y es yerno del empresario fascista Villar Mir.

Durante meses la doctora acudió a la policía para denunciar el acoso sexual y las agresiones, amenazas e insultos a que la venía sometiendo López Madrid, tanto a ella como a sus hijos.

El caso es interesante porque demuestra lo que casi nadie quiere ver: cómo funciona la policía en este país y cómo los fascistas tienen carta blanca para cometer sus crímenes gracias a sus contactos con la policía y con la Corona.

En una ocasión el comisario de la policía José Villarejo, contratado como sicario por López Madrid, se le acercó por detrás y la apuñaló con un cuchillo. Comenzó a sangrar y tuvo que conducir hasta un hospital, mientras su hijo de 10 años llamaba a emergencias.

El canalla de López Madrid la hostigaba con continuos mensajes por SMS, grabaciones y llamadas de móvil, que son fácilmente identificables hasta para el policía más tonto del Ministerio del Interior.

Los amiguetes de López Madrid hicieron lo que mejor saben: falsificaron sus informes al juzgado.

El pasado mes de febrero, la doctora presentó un escrito en el Ministerio del Interior en el que denuncia que López Madrid había contratado al comisario Villarejo como sicario para apuñalarla.

¿Que hizo el Ministerio del Interior? Nada.

¿Qué hizo el fiscal? Mirar para otro lado y encubrir las falsificaciones de la policía.

A la impunidad de la burguesía fascista la llaman “Estado de Desecho”.

Para ocultar pruebas, el móvil de López Madrid fue manipulado por un técnico de OHL antes de ser entregado al juzgado. La mayor parte de la memoria había sido borrada.

Este tipo de crímenes no parecen interesar a nadie. Incluso las organizaciones feministas, que siempre ponen el grito en el cielo en estos casos, no han hecho nada en este caso.

¿Cómo es posible esta impunidad? No sólo porque el comisario Villarejo y otros amiguetes de López Madrid en el Ministerio del Interior, tan fascistas como él.

Lo que este crimen demuestra es que la policía no está para descubrir a los delincuentes, sino para cometerlos.

Hay un factor que explica la impunidad total: además de un Ministerio a su servicio, López Madrid también tiene al rey de su parte. Son amiguetes desde su infancia y colegas en sus correrías sexuales.

Se cierra el círculo: se unen el poder económico, el poder político y los amiguetes de la policía que se cuadran ante ambos.

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