Biografía de Marx (Parte 2)



Los años jóvenes


Marx nació el
5 de mayo de 1818 en Tréveris, una antigua ciudad medieval enclavada en la
Prusia renana. En el siglo X fue, con Roma, uno de los centros de la
cristiandad. Poseía establecimientos de curtido y fábricas textiles, pero la
industria manufacturera no estaba muy desarrollada en comparación con las zonas
septentrionales de Renania. Tréveris conservaba hasta cierto punto las
costumbres de una ciudad medieval, encuadrada en una región vinícola donde los
campesinos eran en su mayoría pequeños propietarios, vinateros, amantes de la
alegría y el buen vino. Marx siempre se interesó entonces por la situación de
aquellos campesinos. Realizaba excursiones a los pueblos de los alrededores y
se documentaba a fondo sobre su vida. Los artículos que publicó años más tarde
en la prensa demuestran que conocía perfectamente los detalles de la vida
rural, el régimen de la propiedad del campo, y los procedimientos de cultivo de
los campesinos de la comarca.

Su padre,
Enrique Marx, era un abogado de origen judío, culto y libre de prejuicios
religiosos que admiraba la filosofía del siglo XVIII y enseñó a su hijo a leer
las obras de librepensadores como Locke, Diderot, Voltaire pero sobre todo
Kant.

Mientras
algunos biógrafos han negado casi totalmente la influencia de su origen judío
sobre Marx, otros se han dedicado a subrayar su enorme trascendencia. Es
indudable que en la historia del socialismo alemán cuatro judíos, Börne, Heine,
Marx y Lassalle tuvieron un papel muy importante. Pero ahí el origen judío no
tuvo influencia en evolución política. No fueron motivos religiosos sino
políticos, como el propio Marx explicó en sus artículos sobre la Cuestión
judía
. Están ligados a la situación semifeudal de Alemania donde, como
otros, los judíos carecían de derechos civiles y políticos, agravados en su
caso porque les alcanzaba aunque se tratara de burgueses. Lo verdaderamente
importante y lo que se ha tratado de silenciar con el recuerdo de las raíces
judías de Marx, es la situación semifeudal de Alemania y la privación de
derechos políticos de las amplias masas. El padre de Marx, que desde hacía
mucho tiempo no practicaba, seguía siendo judío, se convirtió en 1824 al
cristianismo para escapar a la discriminación que sufrían los judíos tras la
reincorporación de Renania a Prusia. Por su parte, Marx escribió el 13 de marzo
de 1843 en una carta a Arnold Ruge: La religión israelita me inspira
repulsión
.

Aunque no
estuviera ligado espiritualmente en absoluto con el medio, Marx se interesó por
la cuestión judía durante su juventud. Mantenía relaciones con la comunidad
judía de Tréveris. Los judíos enviaban frecuentemente peticiones para solicitar
la desaparición de diversas medidas humillantes. A petición de sus parientes próximos
y de la comunidad de Tréveris, Marx, que entonces tenía veinticuatro años,
escribió una de estas peticiones. Marx no despreciaba en absoluto a sus
antiguos correligionarios; se interesaba por la cuestión judía y participaba en
la lucha por la emancipación de los judíos. Ello no le impedía distinguir
perfectamente entre los judíos pobres y los representantes de las altas
finanzas, aunque, a decir verdad, había pocos judíos ricos en la región donde
vivía Marx. La aristocracia judía estaba concentrada entonces en Hamburgo y
Frankfurt.

Buena prueba
de la ausencia de aquella influencia religiosa es el segundo de los tres
ejercicios escolares que tuvo que presentar para aprobar su bachillerato. Se
titulaba Una demostración, según el evangelio de San Juan, naturaleza,
necesidad y efectos de la unión de los creyentes de Cristo
. Expresa todavía
la persistencia confesional del cristianismo que imperaba en el ambiente
escolar que, en todo caso, no era el judaísmo sino el protestantismo, también
minoritario en Tréveris, donde la mayoría era católica.

Lo mismo cabe
decir del supuesto carácter prusiano de Marx, que significa
ignorar por completo que aquella Renania era cualquier cosa menos prusiana. No
sólo por su temporal adscripción francesa sino porque la reincorporación a
Prusia significaba la pertenencia formal a un régimen administrativo que en
absoluto suponía que los renanos fuesen, desde el punto de vista social,
prusianos. Algunos autores pretenden enlazar esa genética prusiana con
Hegel para destacar la sobrevaloración de Marx hacia el Estado y la burocracia.
Pero nadie como Marx puso a la sociedad por delante del Estado, dando la vuelta
al pensamiento hegeliano y enfrentándose luego a Lassalle a causa de la
veneración de éste por el Estado. En cuanto a Prusia, tanto los escritos de
Marx como los de Engels testimonian que no hubo mayores adversarios
de la unificación de Alemania por la vía prusiana que ellos. Por tanto, esas
ideas son ajenas por completo a Marx a lo largo de toda su trayectoria, en las
que demostró que su programa tenía por objeto la desaparición del Estado.

En cualquier
caso, el origen -y más si ese origen es lejano- no determina el rumbo de
ninguna persona. Influye, pero seguramente influyen mucho más otras circunstancias,
algunas de las cuales la propia biografía personal se encarga de superar y
olvidar. Otras permanecen. Entre éstas fue importante para Marx la propia
ubicación geográfica de su Renania natal. A orillas del río que le da el nombre
y próxima a la frontera francesa, en Renania la influencia de la revolución de
1789 fue muy importante. Estuvo en manos de los franceses y no fue entregada a
Prusia hasta después de 1815. Los franceses abolieron en Renania las cargas
feudales y la región se convirtió en una de las más industrializadas de Prusia.
Las riquezas naturales de la región (carbón y hierro) contribuyeron al
surgimiento de una gran industria capitalista metalúrgica y textil que, a su
vez, ocasionó la ruina de los campesinos y los artesanos y la formación de una
nueva clase: el proletariado.
El desarrollo
del capitalismo también hizo cada vez más insoportables los vestigios de las
relaciones feudales de servidumbre que perduraban aún en muchos países de
Europa. Acostumbrados a una relativa libertad bajo el régimen francés, los
renanos reaccionaron contra el régimen prusiano al cual se vieron sometidos. En
1832 se organizó una gran fiesta en Hambach en la cual Börne defendió la
necesidad de una Alemania libre y unificada. Entre ellos se encontraba un
obrero de 23 años, Johann Becker, un revolucionario que realizaba agitación y
propaganda y posteriormente se convirtió en escritor.

Pero Becker
era sobre todo un hombre de acción que organizó fugas de los revolucionarios
encarcelados. Estando en prisión, su círculo organizó en 1833 un ataque armado
contra la guarnición de Frankfurt, sede entonces de la Dieta de la
Confederación Germánica. Los estudiantes y obreros afiliados a este círculo
estaban convencidos de que una insurrección en esta ciudad produciría una
fortísima impresión en Alemania, pero fracasaron. Carlos Schapper participó
activamente en aquella insurrección y, después del fracaso, consiguió huir a
París donde, junto con Schuster y otros, fundaron una sociedad secreta: la Liga
de los Proscritos.

Entonces
Marx, que conocería luego a muchos aquellos revolucionarios, estudiaba en el
instituto de Tréveris, donde permaneció de 1830 a 1835, reconociendo sus
maestros que era uno de los alumnos más brillantes. Encargado por su profesor
de escribir una composición sobre la elección de una profesión por los jóvenes,
Marx argumentó que no se puede elegir libremente una profesión, que el hombre
nace en unas condiciones que condicionan la elección así como su concepción del
mundo. Se podría adivinar ya el embrión de la concepción materialista de la
historia. Pero es necesario ver en ello únicamente la prueba de que, ya durante
su juventud, Marx, influenciado por su padre, había penetrado en las ideas
fundamentales del materialismo francés.

Después de
terminar los estudios en el instituto, en 1836 se matriculó en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Bonn, donde estuvo un año, pasando luego a la de
Berlín. En aquella época habían cesado los disturbios revolucionarios y reinaba
establecía una cierta calma en la vida universitaria, presidida por la
represión y los confidentes de la policía; la práctica había dejado paso a la
teoría. Aunque se había matriculado en derecho su interés estaba en la
filosofía y la historia.

De esta época
poseemos un documento interesante sobre él: una carta en la que se dirige a su
padre como a un amigo íntimo, al cual explica claramente sus ideas. Enrique
Marx apreciaba y comprendía muy bien a su hijo, y basta leer su respuesta para
poder juzgar su profunda cultura. En el espíritu de este tiempo, Marx busca
unas concepciones, unas doctrinas, que le permitan motivar teóricamente el odio
que ya siente por el régimen político y social dominante. Posteriormente
estudiará esta cuestión con mayor detalle.

Las ideas
científicas y políticas de Marx cristalizaron en una época en que en Alemania y
otros países de Europa maduraban importantes acontecimientos históricos. El
fortalecimiento del capitalismo en los países de Europa occidental llevaba a la
agudización de la lucha de clases, al impulso de los movimientos
democrático-burgueses y de liberación nacional. Si bien espontánea e
inconscientemente, el proletariado se rebelaba ya contra la opresión capitalista,
haciendo su entrada en la escena histórica. En la Alemania atrasada y
semifeudal, fraccionada económica y políticamente, donde las masas trabajadoras
sufrían un doble yugo -el de los vestigios del feudalismo y el del capitalismo
naciente- maduraba la revolución democrático-burguesa. El fin de los años 30 y
comienzo de los 40 se caracterizaban en Alemania por el aumento del descontento
de las masas populares, la animación de la vida social y el surgimiento de
diversos grupos y tendencias oposicionistas en la burguesía y la
intelectualidad.

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