Alrededor de 167 millones de refugiados que pueblan los campamentos de varios países se verán liberados de las vacunas Covax, porque nadie se responsabiliza de las consecuencias económicas y los efectos adversos.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, al menos 40 países no han incluido a los desplazados e inmigrantes sin papeles en sus programas de vacunación y para las farmacéuticas constituyen un importante mercado de ventas.
Las principales empresas fabricantes están preocupadas por las demandas judiciales que se van a derivar de los efectos adversos, según documentos internos del holding farmacéutico Gavi. Sólo los chinos asumen las responsabilidades judiciales y económicas de sus vacunas (*).
La ONU dice que las multinacionales farmacéuticas han exigido a los países que les eximan de las reclamaciones judiciales e indemnizaciones económicas que se van a derivar por los efectos adversos que causan las vacunas.
Las ONG, las fundaciones y sociedades caritativas se van a encargar de llevar las vacunas Covax a los refugiados y emigrantes sin papeles, pero también se lavan las manos. La beneficencia internacional tampoco quiere asumir los riesgos judiciales, es decir, nadie se responsabiliza de las consecuencias que pueden acarrear las vacunas.
Se trata de ponerle el cascabel al gato. Las multinacionales han llenado de vacunas los almacenes de Covax, pero ahora se trata de llevarlas a los campamentos e inyectarlas. Hasta ahora han enviado menos de dos millones de dosis a las poblaciones desplazadas. El resto del almacén corre el riesgo de caducar muy pronto.
No obstante, los refugiados y desplazados no necesitan vacunas porque los campamentos improvisados carecen de atención médica y no son capaces de registrar “brotes”, ni “casos”, ni “positivos” por lo que no pueden atribuir ninguna muerte al coronavirus.
(*) https://www.reuters.com/world/refugees-lack-covid-shots-because-drugmakers-fear-lawsuits-documents-2021-12-16/