De los archivos publicados, 1.100 corresponden a Marine Le Pen y 3.600 a Fillon, ambos sometidos a escarnio por otros tantos asuntos de corrupción. Llueve, pues, sobre mojado.
El semanario satírico Le Canard Enchaîné ha denunciado que la mujer de Fillon, se embolsó unos 900.000 euros en calidad de asistente de su marido en la Asamblea Nacional, mientras que Le Pen logró que el Parlamento Europeo le pagara un sueldo mensual a su cuñada y a su guardaespaldas, ambos como asistentes.
Según la OLAF (Oficina Europea de Lucha contra el Fraude) ambos cobraban un sueldo de 350.000 euros mensuales de los fondos del Parlamento Europeo.
Lo más probable es que en esta ocasión los medios de propaganda no orquesten el consabido escándalo, como en el caso de Trump porque tanto Fillon como Le Pen se han declarado partidarios de un acercamiento de la Unión Europea con Rusia. En el caso de Le Pen algunos medios han afirmado que el partido fascista francés ha sido financiado por Rusia. En el de Fillon, se entrevistó recientemente con Merkel para levantar las sanciones impuestas a Rusia como consecuencia de la anexión de Crimea.
En Bruselas la culpa de todos los contratiempos, cuyo origen está en la ineptitud de sus cabecillas, se imputan a los manejos entre bastidores del Kremlin, como en los peores tiempos de la Guerra Fría y el oro de Moscú.
Tenemos oro de Moscú para rato porque WikiLeaks ha prometido que 2017 va a ser un año que nos va a cortar la respiración. Seguro que sus escandalosas revelaciones nos van a demostrar que nuestros políticos, además de cretinos, son unos chorizos y otras cosas que ya sabemos desde siempre. Sí, esos mismos políticos que hablan de democracia, libertad, derechos humanos, pluralismo, estado de desecho y demás palabrería.