Ayer comenzó en la Asamblea francesa el debate parlamentario sobre un proyecto de ley mordaza a la francesa, oficialmente llamado “ley de seguridad general” y los sindicatos de periodistas y otros defensores de los derechos constitucionales convocaron una manifestación nocturna en París.
El proyecto de ley restringe la libertad de expresión con el manoseado pretexto de “la seguridad general” y otorga nuevas prerrogativas incluso a la policial municipal y los matones de la seguridad privada.
El artículo 24 castiga con un año de cárcel y una multa de 45.000 euros la difusión de la “imagen del rostro o cualquier otro elemento de identificación” de un policía o un gendarme en acto de servicio.
Miles de manifestantes salieron a la calle a protestar delante de las puertas de la Asamblea. Entre ellos destacaban los estudiantes y los chalecos amarillos.
Poco después del inicio de la manifestación se produjeron enfrentamientos después de que los antidisturbios trataran de dispersarla lanzado gases lacrimógenos y chorros de agua a presión en su contra.
Es lo que el proyecto de ley trata de impedir: que los periodistas y cualquier persona pueda filmar a los antidisturbios cargando, apaleando o disparando contra los que se movilizan en las calles.
En la manifestación se mostraron pancartas y carteles que decían “La policía mata”, “Contra la represión: rebelión” y “Alto a la banalización del estado de excepción”. Los motivos son evidentes: la excepción se ha convertido en la norma, una veces con pretextos políticos y otras sanitarios.
También había manifestaciones convocadas en otras ciudades, como Marsella, Nantes y Aix-en-Provence. En Lyon 700 personas participaron en una concentración frente a la prefectura. En Toulouse el número de manifestantes fue de 1.300, según la policía, que cargó y lanzó con gases lacrimógenos para dispersarlos.
La votación final del proyecto de ley se llevará a cabo el próximo martes.
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