El nazi, Garry McDonald, tenía montado un negocio con la venta de brazaletes con la svástica, dagas, medallas y todo tipo de parafernalia hitleriana.
Los antifascistas denunciaron el mercadillo y la prensa se hizo eco de la información, pero lo que realmente acabó con el negocio fue la acción de un grupo anarquista, que saboteó la cámara de vigilancia y la cerradura de la tienda.
Luego pintaron el escaparate con letras de color rojo: “Fuera la basura nazi” y lo acabaron rompiendo. En el escaparate ondeaba la bandera esclavista de los confederados de Estados Unidos.
El piquete reivindicó la acción en las redes. La explicaron señalando la pasividad de la policía: “Los grupos de la comunidad judía y los residentes han presentado quejas sin resultados […] Enviamos una advertencia a Garry McDonald: si las autoridades no están dispuestas a hacer algo sobre su negocio fascista, nosotros sí”.
Ahora la policía no se dirige contra el nazi sino contra los antifascistas. Lo de siempre, vamos.
El nazi McDonald explicó a la prensa que lo que la gente pensara le importaba un bledo. Sin embargo, ahora parece que se ha rendido y ha cerrado la tienda.
Los vecinos han acogido con satisfacción el cierre, aunque temen que el nazi siga vendiendo sus baratijas en internet. Todos parecen estar felices por el cierre de esta tienda, lo cual no hubiera sido posible si el asunto se hubiera dejado en manos de “las autoridades”.