Los modelos de cambio climático que utiliza el IPCC y las previsiones basadas en ellos son erróneos, según un nuevo estudio que publica Nature (*). La investigación demuestra que los ríos son importantes vías de escape para antiguos depósitos de carbono que han permanecido retenidos durante miles o incluso millones de años, mucho antes de la aparición de los seres humanos en el planeta.
Más de la mitad del dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4) emitidos por los ríos en todo el mundo provienen de depósitos de carbono a largo plazo (suelos profundos, sedimentos e incluso rocas meteorizadas), y no de la descomposición reciente de material vegetal, como se creía anteriormente.
Los intoxicadores hablan, una y otra vez, de las emisiones de carbono, pero nunca de las absorciones del gas. El carbono recorre un ciclo, del que los ríos forman parte, conectando los sistemas terrestres, aéreos y oceánicos.
Hasta ahora la opinión predominante sostenía que las emisiones de CO2 y CH4 procedentes de los ríos rotaba rápidamente: las plantas absorben el carbono atmosférico mediante la fotosíntesis, parte de ese carbono se descompone rápidamente en el suelo y se vierte en los ríos, para luego ser liberado de nuevo al aire en cuestión de años o décadas.
La investigación, dirigida por Josh Dean, de la Universidad de Bristol, desmonta el modelo al demostrar que alrededor del 60 por cien de las emisiones de carbono de los ríos provienen, en realidad, de antiguos depósitos de carbono, algunos de los cuales datan de millones de años.
El equipo llegó a esta conclusión recopilando una base de datos mundial con más de 1.100 mediciones de radiocarbono de más de 700 emplazamientos fluviales en 26 países. Al analizar el contenido de carbono-14 del carbono inorgánico disuelto, CO2 y CH4 en las aguas fluviales y compararlo con los niveles atmosféricos, pudieron determinar la edad del carbono liberado. Sus cálculos de balance de masa isotópico revelaron que, en promedio, el 59 por cien (±17 por cien) de las emisiones de CO2 de los ríos provienen de carbono antiguo, ya sea materia orgánica del suelo milenaria o carbono petrogénico de las rocas, mientras que solo alrededor del 41 por cien proviene de carbono fijado recientemente.
En pocas palabras, se trata de una gran cantidad de carbono antiguo. El estudio estima que los ríos emiten a nivel mundial alrededor de 2 gigatoneladas (2.000 millones de toneladas métricas) de carbono cada año en forma de CO2 y CH4. De esa cantidad, aproximadamente 1,2 gigatoneladas provienen de esas fuentes antiguas. Es una cantidad comparable a la absorción neta de carbono por todos los ecosistemas terrestres del mundo anualmente. En otras palabras, la fuga de carbono antiguo a través de los ríos es lo suficientemente grande como para requerir una revisión a fondo del ciclo del carbono y, en consecuencia, de los modelos climáticos usuales.
En un comunicado de prensa Dean dice que las conclusiones del descubrimiento son “potencialmente enormes”. El carbono antiguo “se está filtrando a la atmósfera mucho más de lo que sugerían las estimaciones previas”. Si los ríos actúan como una vía principal para el retorno del carbono antiguo a la atmósfera, los ecosistemas terrestres deben estar absorbiendo al menos una gigatonelada de CO2 al año más de lo estimado previamente.
(*) https://www.nature.com/articles/s41586-025-09023-w
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