El 20 de noviembre de 2010 Voigt fue invitado por los fascistas hispanos a celebrar los actos de conmemoración de la muerte de Franco, e incluso llegó a pronunciar un discurso en la Plaza de Oriente de Madrid.
Voigt es un militar de profesión que alcanzó el grado de capitán tras 12 años de servicio en la Luftwaffe, las fuerzas aéreas alemanas, de donde le expulsaron en 1984 por negarse a abandonar el NPD. Su padre también era nazi y luchó en las SS durante la Segunda Guerra Mundial, lo que le costó cuatro años de cárcel en la Unión Soviética. En 1968, cuando sólo contaba con 16 años, el hijo se afilió al NPD, que presidió entre 1996 y 2011. Una de sus campañas políticas más conocidas es la petición de que le concedieran el Premio Nobel de la Paz a Rudolf Hess, entonces preso en la cárcel de Spandau por crímenes de guerra.
El europarlamentario ha sido encausado en 15 procesos judiciales acusado de “incitación al odio racial y a la violencia”, “negación del Holocausto” y “ostentación de propaganda y símbolos nazis”. En 1998 los tribunales alemanes le condenaron a cuatro meses de prisión por pedir a sus votantes durante un mitin que se involucraran en un “combate armado”.
Voigt cuestiona el número de muertos del Holocausto. En un cartel electoral de 2011 se le veía subido a una moto con el lema “Gas geben!”, que se puede traducir como “¡A todo gas!”, una referencia directa a los campos de exterminio nazis. En 2010 tuvo que pagar una multa de 1.000 euros por hacer apología de las SS en un discurso durante la celebración del 65 aniversario del final del III Reich. El año pasado publicó un libro que presentó en un conocido bar de Berlín famoso por ser el centro de reunión de los nazis de la capital germana.
En Alemania Voigt es muy conocido por sus declaraciones imperialistas, chovinistas y racistas. En unas declaraciones a «El Mundo» (1) exigió la anexión de los territorios polacos fronterizos que Alemania perdió tras la Segunda Guerra Mundial. Para él “Europa es el continente de los blancos” y Hitler «un gran hombre de Estado” que “consiguió algo fantástico, eliminó el paro en muy pocos años”.
El NPD se fundó en 1964 para reagrupar a los naonazis alemanes, que hasta entonces estaban muy divididos. Entre ellos estaba el Partido Socialista del Reich de Otto Ernst Remer, heredero del NSDAP que presidió Hitler. El nuevo dirigente del NPD, Udo Pastörs, ha calificado a Alemania como “república de judíos”. Voigt, Pastörs y el NPD representan fielmente al típico movimiento nazi, esclareciendo la verdadera naturaleza del fascismo, que es inseparable del Estado burgués al que sirve y del que se sirve, por lo que merece la pena prestar un poco de atención a asuntos de este tipo.
Hace 10 años 16 Estados Federados alemanes -nada menos- presentaron un demanda colectiva ante el Tribunal Constitucional alemán exigiendo la ilegalización del NPD. La sentencia falló a favor de los nazis al asegurar que los servicios secretos alemanes (BND) estaban tan ligados a ellos que era imposible diferenciar las actividades realizadas por los espías de las propias del partido.
Actualmente hay un segundo intento de ilegalizar al NPD a través del Tribunal Constitucional que está pendiente de sentencia. En Munich un tribunal alemán juzga a la NSU (Clandestinidad Nacionalsocialista), un grupo de matones del que formaba parte Ralf Wohlleben, un antiguo dirigente del NPD en Turingia. Entre 2000 y 2007 la NSU asesinó a 10 personas, entre ellas 8 de origen turco.
Pero lo realmente importante es tomar nota de lo siguiente: además de la complicidad de los aparatos represivos del Estado, se ha vuelto a demostrar que la NSU estaba asociada al espionaje del gobierno de Turingia. Los fascistas no son nada sin el Estado que está detrás suyo. Para cometer sus crímenes los nazis tenían documentación falsa, tarjetas, pisos francos, dinero, vehículos, armas e información proporcionados por el Estado. Como han reconocido algunos parlamentarios alemanes, el movimiento neonazi está a sueldo del Estado (2).
La imagen de fuerza electoral de los neonazis que están transmitiendo los medios burgueses es errónea. Su apoyo electoral es insignificante: el uno por ciento de los votos. Para que Voigt llegara al Parlamento de Estrasburgo ha necesitado que el Tribunal Constitucional alemán rebaje el suelo mínimo necesario (tres por ciento de los votos) para obtener representación parlamentaria. Lo mismo que Hitler en su época, que trepó gracias a los centristas católicos, los nazis trepan gracias al apoyo que le dan otras fuerzas políticas.
Los nazis izan las velas pero son otros los que soplan. ¿Quién ha votado en Bruselas a favor de que Voigt forme parte de la Comisión de Libertades del Parlamento? Cuando contestemos a esta pregunta sabremos quiénes están impulsando al fascismo en Europa y se lavan las manos como Pilatos.