“Más de 7.000 personas están en la calle, casi la misma cantidad duermen en centros de emergencia y 45.000 personas, con sus familias, viven en albergues”, dice Pliez. El sistema está sobrecargado; 115 albergues ya no pueden proporcionar asistencia adicional.
Eso explica que las familias tengan que dormir en la calle. “Cada noche el [teléfono] 115 de París recibe unas 20.000 llamadas, sólo 1.000 son atendidas. De este 5 por ciento de respuestas, estamos obligados a dar 1.500 negativas, que afectan a unas 1.000 familias, entre ellas 300 y 400 niños. Es inaceptable y la creación de plazas de invierno no cambiará nada”.
La situación que expone Pliez ni siquiera tiene en cuenta los campamentos de migrantes. Se estima que 3.500 personas viven en la pobreza total en París. Pliez da la voz de alarma ante una situación que se deteriora año tras año.
El problema radica en las dificultades de acceso a la vivienda. A los pobres se les niega la vivienda por razones inútiles o burocráticas. También hay trabajadores que no pueden encontrar vivienda; el 25 por ciento de las personas que viven en albergues son trabajadores.
Se necesitan 6.000 plazas más de alojamiento de emergencia en París. Hay razones para estar enfadados, confiesa Pliez, cuando sabemos que una gran parte del parque inmobiliario parisino está vacío. Los ricos prefieren ver a la gente morir en la calle que dejar el acceso a los edificios desocupados. El gobierno no hace valer la posibilidad de la requisar viviendas desocupadas.