Un caso flagrante de lavado del cerebro de los estudiantes

En Holanda han actualizado los manuales de ciencias sociales para alumnos de instituto, cuyos infames textos van acompañados de no menos infames dibujitos y mapas para lavar el cerebro a los estudiantes desde muy jóvenes.

En la imagen, Rusia es un monstruo que está devorando el territorio de sus países vecinos, especialmente a Ucrania, mientras que Europa tiende la mano para tratar de salvar a un país que agoniza.

Como ven, todo muy objetivo, ecuánime y absolutamente fidedigno, lo mismo que el mapa del estado de las libertades en el mundo, en donde Estados Unidos, Australia y Europa (occidental) tienen las mejores referencias y en Rusia la población vive sometida a una tiranía oprobiosa. Naturalmente que los holandeses se salvan a sí mismos, a pesar de la imposición de libros escolares que parecen propaganda del III Reich.

Las ilustraciones van acompañadas de un texto en el que dicen que los manuales se actualizan regularmente teniendo en cuenta fuentes de información modernas y fiables. Esos libros son innecesarios: es suficiente con que a los adolescentes holandeses les obliguen a ver los telediarios cada día.

También hay una serie de preguntas a fin de que los alumnos reflexionen acerca de las imágenes que les meten por los ojos: “¿Qué hace Rusia en esta imagen?”, preguntan cínicamente en los libros. Es una pregunta cuya respuesta viene dada de antemano.


Hace poco trascendieron las discusiones del primer ministro holandés Mark Rutte con Putin en abril de 2013, donde el primero criticaba las leyes rusas contra los homosexuales, un problema especialmente candente en Amsterdam, donde los homosexuales son un poderoso grupo de presión. Hoy la vara de medir el índice de los derechos y las libertades mundiales son los homosexuales.

Putin le respondió que la ley rusa lo que prohibía era la promoción de la homosexualidad entre los menores de edad, ligándola a la prohibición de la pedofilia, un punto a partir del cual pasó al ataque, recordando la tolerancia del gobierno holandés hacia organizaciones que apoyan la pedofilia y las restricciones a la participación de las mujeres en la política.

Rutte reconoció que no podía asegurar que los países que permiten ese tipo de actividades con menores puedan figurar entre los más libres del mundo. “¿Libres de hacer qué?”, preguntó. “¿De violar a los niños?”


Poroshenko es mucho más demócrata que Putin, un campeón de los derechos humanos porque defiende a los homosexuales… mientras bombardea las posiciones de las milicias del Donbas y mata a decenas de personas para salvarlas de las fauces del ogro siberiano.

Por su parte, ese ogro no es tan fiero como lo pintan. En medio del lanzamiento de obuses, el Kremlin es el único que insiste en el alto del fuego “lo más rápidamente posible” y ha enviado al Donbas casi 25.000 toneladas de ayuda humanitaria, alimentos, medicamentos y materiales de construcción.

Mientras tanto, los campeones de los derechos humanos lo que envían son tanques.

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