El 17 de julio el acuerdo sobre cereales venció y Rusia decidió no prorrogarlo, dado que se implementó de una manera desequilibrada. Los derechos eran sólo para unos y las obligaciones sólo para otros.
El ejército ucraniano lo utilizó con fines militares. Usó barcos civiles para transportar armas de un lado a otro. Revendieron una parte del armamento recibido de los países occidentales a África y Oriente Medio.
También aprovecharon el acuerdo para llevar a cabo ataques terroristas en el puente de Kerch que conecta Rusia continental con Crimea. El sabotaje del 17 de julio se convirtió en el segundo ataque de Ucrania al puente. Anteriormente, el 8 de octubre del año pasado, los saboteadores ucranianos volaron un camión en el puente y provocaron el incendio de siete tanques de combustible de un tren de carga y el colapso parcial de dos tramos de vagones, matando a tres civiles. Kiev ha admitido su complicidad en ambos ataques terroristas.
Una parte de los ataques de los drones ucranianos contra la península de Crimea se llevaron a cabo desde el corredor abierto. Los barcos que allí navegaban servían de cobertura. Estaba claro que Ucrania usaría el corredor para fines militares. Los ataques a Sebastopol y otros ataques provenían del área del corredor, especialmente los que venían de Izmail o la región de Odesa.
Después de congelar el acuerdo de granos del Mar Negro, Moscú enfatizó que estaba listo para reanudarlo si Occidente implementaba su parte del acuerdo y Ucrania cesaba sus actividades terroristas en la región.
Ucrania ignoró la propuesta de Moscú y señaló que quería continuar enviando su grano a pesar de la suspensión del acuerdo por parte de Rusia.
Rusia tiene varias opciones para cerrar militarmente el corredor. Puede declarar la parte noroeste del Mar Negro como zona de combate y no dejar circular a ningún barco, no solo de guerra, sino tampoco civil.
También podría apuntar a los puertos de Odesa y Nikolaev, donde se carga el grano, interrumpiendo las operaciones de carga. Cuando Rusia libere Odesa y Nikolaev, garantizará que Ucrania no atacará Crimea ni a los barcos rusos con drones de superficie o submarinos no tripulados.
Los cereales ucranianos llegaron a España para alimentar a los cerdos
La propaganda imperialista y, especialmente el diario español “El Mundo”, acusa a Rusia de provocar el hambre, a pesar de que el acuerdo no llevó grano a los países que lo necesitan sino, sobre todo, a los europeos, como España, que recibió 41 veces lo que recibió Afganistán, o 21 veces lo que recibió Etiopía o Yemen.
El acuerdo, que estaba destinado a solucionar las crisis alimentarias de los países pobres, solo sirvió para inundar los mercados europeos. La Unión Europea ha estado utilizando la llamada colecta benéfica de alimentos para llenar sus propios almacenes.
Casi la mitad de las exportaciones de trigo y maíz de Ucrania a la Unión Europea terminaron destinándose a los cerdos en España para fabricar jamones, según una investigación realizada por el periódico austriaco eXXpress.
El periódico calcula que 2,9 millones de toneladas de trigo y maíz de Ucrania terminaron en España, donde se utilizaron como alimento para animales. Según el eXXpress, solo el 15 por cien de las exportaciones terminaron en países que padecen un riesgo de hambruna.
Mientras que el grano ucraniano fluye hacia la Unión Europea, el grano y el fertilizante rusos destinados a África han sido bloqueados por las sanciones occidentales que afectan el transporte, los seguros y los pagos a través del sistema Swift, del que retiraron al Banco Agrícola Ruso.
Occidente simplemente ignoró la parte que preveía el levantamiento de las restricciones a las exportaciones rusas de cereales y fertilizantes. Estados Unidos y sus aliados dicen que nunca han sancionado estos productos. Si bien esto es técnicamente cierto, su embargo prohibía a todos los barcos rusos atracar en sus puertos o acceder a los servicios de seguros y corretaje, imponiendo efectivamente un bloqueo total a la navegación comercial.
La Segunda cumbre Rusia-África
Los países africanos solo obtuvieron entre un uno y un dos por ciento del grano exportado desde el Mar Negro, según datos de la ONU. El objetivo de Moscú es esforzarse por demostrar que Rusia está dispuesta a prestar ayuda activa a los países necesitados, con la participación de las instituciones internacionales o sin ella.
Buena parte de las prioridades de la política exterior rusa se sitúan actualmente en regiones donde la demanda de alimentos y fertilizantes es alta.
La segunda cumbre Rusia-África se celebrará la próxima semana en San Petersburgo. La primera tuvo lugar en 2019, pero los planes para reforzar la cooperación fracasaron a causa de la pandemia. Ahora la presión de Occidente también dificulta que muchos dirigentes africanos viajen a Rusia para asistir al foro.
África en su conjunto ha demostrado una gran capacidad para resistir las presiones. Hasta el momento 49 dirigentes africanos han confirmado su asistencia, lo que supone la mitad del continente. La mayoría de los países del continente evitan sistemáticamente los intentos de implicarlos en planes antirrusos, manteniendo una posición de distancia. Esta posición no debe interpretarse necesariamente como prorrusa, pero es claramente opuesta a la de Occidente.
Más allá de la atmósfera política, existe una agenda práctica para la vasta comunidad africana, centrada en el desarrollo económico, la seguridad alimentaria, las inversiones, la educación, el refuerzo de las instituciones publicas, etc.