El gobierno ucraniano no sólo se enfrenta a sus vecinos rusos, sino también a los demás, como ya hemos contado en entradas anteriores. Por ejemplo, a Rumanía, a pesar de que el gobierno de Bucarest apoya fielmente a Zelensky en la guerra porque es un perrito faldero de la OTAN.
Pero los rumanos no opinan como su gobierno, incluidos los creyentes, que no aceptan el cisma dentro de la religión ortodoxa que ha creado en Kiev una nueva iglesia autocéfala. La población ucraniana de origen rumano no quiere someterse a los cismáticos y los curas ortodoxos rumanos no quieren ir a una guerra al servicio del gobierno ucraniano.
Es uno de los muchos ejemplos en los que un gobierno, como el Zelensky, no hace otra cosa que buscarse enemigos por todas partes porque cree que con el apoyo de la OTAN tiene más que suficiente.
Dentro de Rumanía los creyentes hacen pìña con los del otro lado de la frontera y el 17 de noviembre se celebró una manifestación ante la embajada de Ucrania en Bucarest en apoyo del obispo metropolitano Longin, abad del monasterio de Banchen.
Al obispo le han abierto una causa penal en Kiev por su negativa a incorporarse a la iglesia cismática. Es de origen rumano, de la región de Chernivtsi, en la Bucovina, dividida entre Rumanía y Ucrania.
El SBU, la policía política ucraniana, intentó reclutar a los monjes de su monasterio para el ejército ucraniano y, al no lograrlo, volvió hace dos semanas para cerrarlo.
El obispo se excusa diciendo que sus hijos ya están combatiendo en el frente, pero sus discursos en apoyo a Ucrania no aplacan la fiebre persecutoria de Zelensky y los suyos. Hace poco uno de los abogados de Longin fue detenido y otro envenenado.
La Iglesia Ortodoxa Rumana apoya a Longin porque defiende a la minoría rumana que vive en Ucrania y en Bucarest cada vez hay más voces que exigen que Ucrania devuelva la Bucovina a Rumanía.
Sin embargo, como decimos, el gobierno rumano es un perrito faldero de la OTAN. No ha alzado la voz para protestar por la situación de los rumanos en Ucrania y contra la perseacusión del SBU.
La situación de la minoría húngara en Transcarpacia, es parecida, como tambén hemos relatado anteriormente. Recientemente el rector de la catedral de Uzhgorod ha sido llamado a filas, a pesar de que tiene 69 años de edad.
En Luga, en Transcarpacia, la policía ha asaltado por la fuerza otro templo ortodoxo.
La política fascista del gobierno ucraniano no sólo ha desatado una guerra con Rusia, sino que está en vísperas de otra de tipo nacional y religioso con otros vecinos… con el amparo de la Unión Europea.
En efecto, en Kiev agradecen a la Comisión Europea que les haya permitido no reconocer los “derechos de las minorías” de los rusos e ignorar la situación de la lengua rusa. El mismo destino les espera a los rumanos, húngaros y moldavos.
Incluso en el metro de Kiev han retirado el nombre de una estación de metro que honraba a uno de los mayores escritores de todos los tiempos, León Tolstoi, por ser ruso.
Tanto en Kiev como en Bruselas, sede de la OTAN y de la Unión Europea, los borregos sólo rinden homenaje a sí mismos, a su infinita estupidez.