La OTAN condujo a Ucrania a la guerra con el señuelo de que su apoyo lograría doblegar a Rusia y recuperar todos y cada uno de los territorios perdidos en 2014. Como tantos otros, los ucranianos se lo creyeron porque suponían que el poderío militar ruso no existía, y menos frente a una alianza como la OTAN, una versión moderna de la Armada Invencible de Felipe II.
Pero la correlación de fuerzas se ha mostrado desfavorable desde el primer minuto de la guerra y sólo ha habido que esperar para que los los medios occidentales y sus “expertos” de pacotilla se caigan del guindo.
Han sido necesarios dos meses de contraofensiva estéril para reconocer lo evidente: el ataque ha fracasado y la OTAN no puede hacer nada más; Ucrania jamás logrará ninguno de sus ojetivos.
El ejército ucraniano solo tiene una brigada (entrenada por la OTAN) en la reserva. Todas las demás han quedado diezmadas allá donde han sido desplegadas. Los británicos han retirado lo que quedaba de sus famosos tanques Challenger del frente para evitar que sufran más descrédito del que han tenido hasta ahora.
La cumbre de Vilnius no salió como Ucrania esperaba. La “conferencia de paz” organizada por Arabia Saudita en Jerah sin la presencia de Rusia ha fracasado, como no podía ser de otra forma.
Ls “expertos” y consultores reconocen que Ucrania (la OTAN) nunca tuvo ninguna oportunidad de triunfar. Como consecuencia, va a ser muy difíl que el gobierno de Biden obtenga la aprobación del Congreso para seguir prestando “ayuda” a Zelensky y los suyos. No tiene sentido pagar por una causa que ya está perdida.
El presidente polaco Duda también reconoce que la contraofensiva ha fracasado. Las relaciones entre Varsovia y Kiev se han deteriorado y los intereses polacos no permiten seguir con el apoyo, como hasta ahora, y menos embarcarse en una intervención activa. Polonia podría correr el riesgo de convertirse en una segunda Ucrania y una cosa es segura: no podría contar con el apoyo de sus “amigos” de la OTAN, a pesar del famoso articulo 5 del Tratado (defensa colectiva).
Después de tensar la cuerda hay que aflojar. Recientemente han comenzado conversaciones en Minsk y Varsovia para iniciar una desescalda en la frontera, que corría el risgo de convertirse en un polvorín.
Los rusos han iniciado su propia ofensiva en la provincia de Jarkov, Kupyansk y sus alrededores, e inmediatamente el gobierno de Kiev ha ordenado la evacuación. Las tropa ucranianas están a la fuga. Ya sólo corren hacia su propia retaguardia.
Rusia está a poco más de cien kilómetros de Jarkov. Los ataques con constantes y van en aumento. Según fuentes ucranianas, “durante el último mes, el número total de ataques en las direcciones de Kupyansk, Limansky y Bajmut ha aumentado significativamente. En julio, durante la semana hubo 6-6.500 ataques, durante la semana pasada, 9.000 ataques”, dijo Ruslan Muzychuk, dirigente de la Guardia Nacional en la región.
La aviación rusa también vuela a a sus anchas, y en las últimas semanas se han producido más de 50 ataques aéreos todos los días, y en ocasiones más de 80.