Ucrania: cómo vestir una derrota sin paliativos de la OTAN con unos ropajes de cierta compostura

En Washington cada vez hay más voces que se replantean la Guerra de Ucrania. La dan por perdida y tratan de averiguar dos cosas: la primera, dónde estuvo el error y la segunda, cómo salir del atolladero. La mayor parte cree que deberían desembarazarse de Zelensky, cuanto antes mejor. Es un personaje amortizado que se ha convertido muy rápidamente en un estorbo. Deberían abrirle una sustanciosa cuenta corriente para que se pasee por el mundo concediendo entrevistas y dando charlas en las universidades explicando lo malvados que son los rusos.

“El fracaso no está ocurriendo, ya ha ocurrido”, dice Andrei Martyanov (1). “No hay manera de que los ucranianos destruyan o derroten a los rusos”, dice el general Stephen M. Twitty, antiguo Comandante del Mando Europeo de Estados Unidos (2).

¿Cuanto tiempo más va a tardar Zelensky en ceder, o no lo hará hasta que sea derrocado? Cuanto más tiempo transcurra, mayores concesiones tendrá que hacer. Los rusos ya les han dejado bien clarito que no se han embarcado en una guerra para volver a los Acuerdos de Minsk de 2015, que los propios ucranianos se encargaron de enterrar. Aparte de perder Crimea y el Donbás, ¿qué otras regiones van a desaparecer del mapa de Ucrania?

Un Golpe de Estado en Kiev o una destitución fulminante de Zelensky sería una buena salida para la OTAN. Es el mejor chivo expiatorio que podían encontrar. Les permitiría imputarle sus propios errores y fracasos.

“La idea de utilizar a Ucrania para buscarle las cosquillas al oso ruso fue una tontería desde el principio”, dice Larry Johnson (3). Entre los críticos cada vez suena más lo de que han subestimado a Rusia, que es una constante de la historia desde los tiempos de Napoleón.

En Estados Unidos se tiran de los pelos porque saben que son los responsables de la derrota de Ucrania. Hay quien, como el New York Times, no quiere hacer sangre y opina que todo ha sido consecuencia de una “falta de inteligencia” (4). Los espías han vuelto a fallar. Se creen las noticias que aparecen en los medios de comunicación y entran en un bucle de mentiras y fantasías.

Se engañan unos a otros. Luego la censura y subsiguiente imposición de un discurso uniforme impide corregir los errores y refuerza la falta de alternativas políticas.

En una audiencia del Senado el mes pasado, Avril D. Haines, directora de inteligencia nacional, dijo algo curioso: tenemos más información sobre el enemigo (los rusos) que sobre el amigo (los ucranianos). ¿Cómo es posible? Son los misterios absurdos con los que las centrales de inteligencia salen de los apuros. Como no vigilamos a los amiguetes, no sabemos nada de ellos…

A quien deberían haber espiado es a Zelensky y su camarilla, que tienen un pie en tierra. Seguir enviándoles armas es “apostar por el caballo equivocado”, dice Yves Smith (5). “Ya se ha hablado de un posible golpe militar”, añade Smith, cada vez más verosímil a medida que las tropas rusas sigan avanzando porque, en contra de lo que dicen los “expertos”, el tiempo juega a favor de Rusia. Por eso en Moscú no tienen ninguna prisa. Están dispuestos a dejar que la OTAN y su gobierno en Kiev se cuezan a fuego lento y en su propio jugo.

(1) https://smoothiex12.blogspot.com/2022/06/i-am-getting-tired-writing-posts-with.html
(2) https://www.cfr.org/event/russias-war-ukraine-how-does-it-end
(3) https://sonar21.com/is-u-s-intelligence-really-this-screwed-up/
(4) https://www.yahoo.com/news/u-lacks-clear-picture-ukraines-120806912.html
(5) https://www.nakedcapitalism.com/2022/06/the-tricky-question-for-russia-of-how-far-to-go.html

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