Hace cien años el Imperio Otomano sucumbía a la Primera Guerra Mundial y de sus restos surgía una nueva República laica. Era un Estado formado alrededor de un ejército y rodeado de adversarios mucho más poderosos.
Turquía era una victima que durante la Segunda Guerra Mundial no quiso reproducir la experiencia poniéndose del lado del III Reich. Jugó mucho mejor sus bazas para evitar una segunda fragmentación del país. Se incorporó a la OTAN en cuanto tuvo la menor oportunidad y los golpes de Estado de sucedieron porque lo que la Alianza necesita son marionetas, gobiernos dóciles.
Si el ejército turco era un estado dentro del estado turco, la CIA desempeñaba el mismo papel dentro del ejército.
Fue una larga travesía del desierto frente a vecinos mucho más poderosos. La OTAN rearmó a un ejército turco que siempre estuvo muy estrechamente sometido a la Alianza porque era la primera lanza del imperialismo. La base área de Inçirlik siempre fue uno de los puntales más importantes de la OTAN frente al Pact de Varsovia y en 1962 la crisis de los misiles tuvo su origen en la instalación de misiles Jupiter en Turquía.
Pero si el Pacto de Varsovia era la preocupacion de la OTAN, a Turquía lo que le preocupaban eran otros vecinos, como Grecia, Irak o Irán, por ejemplo. La caída del Sha en 1979 y la larga guerra irano-irakí de los ochenta fueron balsámicas para Turquía.
Inmediatamente después también cayó el Pacto de Varsovia y la URSS, y la situación siguió mejorando. Turquía empezó a parecer un gigante regional al lado de sus vecinos. Parecía volver el viejo esplendor. Por primera vez a la Sublime Puerta (*) llegó en 2003 incluso Erdogán, un político al frente de un partido confesional, heredero de la Hermandad Musulmana.
Era necesario un político islamista, como Erdogan, para acabar con los restos del laicismo turco, del ejército y de la CIA. Cuando en 2016 los imperialistas trataron de dar un Golpe de Estado, ya era tarde.
Erdogan se centró en el desarrollo económico, e intentó entrar en la Unión Europea. Era tarde porque la islamofobia había cundido a Europa, lo mismo que luego le ocurrirá a ls rusofobia. Lo mismo que Putin, Erdogan también tuvo la suerte de no caer en el avispero de Bruselas. Fuera de a Unión Europea se vive mucho mejor.
La Turquía de Erdogan empezó a actuar por su cuenta como una potencia regional con importantes intereses en África y, muy especialmente, en Libia. El único vecino poderoso es Rusia, un país con el que ha mantenido relaciones cada vez más cómodas, aunque con una mano traiciona el Acuerdo de Astaná y con la otra se asocia a los Brics.
A pesar de la oposición de Estados Unidos e Israel, Erdogan ha reducido a los kurdos a su mínima expresión en el interior y ahora les persigue en el exterior, en sus propias madrigueras.
También ha construido una poderosa industria de guerra, como se vio en la reciente Guerra de Armenia, donde sus socios azerbayanos lograron una importante victoria.
Un cliente no es un amigo
Los “expertos” coinciden en destacar lo que parece una obviedad: que un bando pierde (Irán Rusia, Hezbollah) y el otro gana (Estados Unodos, Israel, Turquía). Sin embargo, el panorama no es tan simple porque los que han llegado a Damasco con el pulgar levantado no lo han hecho por los mismo motivos ni con los mismos objetivos.
Erdogan ha suministrado petróleo a Israel, pero un cliente no es un amigo; sus intereses no son los de los sionistas. Turquía e Israel tienen objetivos dispares que pueden llevar a ambos países a un enfrentamiento en el que pueden perder lo que acaban de ganar. Siria fue mas tiempo parte del Imperio Otomano que país independiente, algo que se puede decir con mucha más razón en el caso de Palestina. Turquía tiene tanto o más interés por Siria y Palestina que Israel.
Si controla Damasco, Erdogan puede lograr en Siria lo mismo que en Libia, desempeñando un papel protagonista en Oriente Medio, donde ya ejerce una enorme influencia sobre Azerbaiyán.
Lo mismo cabe decir de los distintos grupos armados que proliferan en Siria, donde los secuaces proturcos ya han comenzado a atacar a los kurdos en sus propios feudos, lo cual es algo que choca con la política de Estados Unidos e Israel. Netanyahu ya ha empezado a especular sobre la necesidad de ayudar a los kurdos a crear un Estado independiente en Siria… o quizá crear el Gran Israel, que sería el colmo de la colonización de Palestina.
Israel ha comenzado a destruir la infraestructura militar del antiguo ejército árabe sirio antes de que caiga en manos de los yihadistas y pueda volverse en su contra y en la de los kurdos.
Los objetivos respectivos de Turquía e Israel acabarán chocando. La diferencia es que Israel, apoyado militarmente por Washington, no es miembro de la OTAN. Turquia sí lo es. Por lo tanto, sería posible ver a Erdogan llamando a la OTAN para que les defienda… de Israel en aplicación del artículo 5 de los Estatutos.
(*) La Sublime Puerta se refiere a la entrada principal al Palacio de Topkapi, en Estambul, que era la sede del gobierno del Imperio Otomano. Simbolizaba el poder del sultán y la administración central del Imperio.