Turquía instalará una base militar en Libia para sostener al gobierno de Sarraj

Tras el nuevo acuerdo militar firmado con el gobierno de Trípoli, el único reconocido por la ONU, Turquía tiene la intención de establecer una base militar en Libia antes del mes de marzo y prepara una fuerza expedicionaria de reacción rápida que podría desplegarse en cualquier momento a petición de Sarraj.

Los preparativos militares turcos para la intervención en Libia coinciden con la movilización general anunciada ayer por Misrata y las milicias Zliten en defensa de Trípoli contra la nueva ofensiva del general Haftar en nombre del gobierno de Tobruk, apoyada por Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Francia.

Después de Chipre, Irak, Siria, Somalia y Qatar, el ejército turco se prepara para entrar en el teatro de operaciones del norte de África ante las narices de la Unión Europea y, a pesar del apoyo de otros países de la OTAN, de los que Turquía es uno de los miembros más importantes, a las fuerzas de Haftar.

Turquía cuenta con el apoyo activo de Qatar en su iniciativa norteafricana y Doha ya ha proporcionado a Erdogan un sólido apoyo financiero para contratar una fuerza expedicionaria capaz de contrarrestar el avance de las fuerzas de Haftar hacia Trípoli.

Una intervención militar en Libia no será bien recibida por los países del norte de África. En primer lugar, Egipto, que apoya sin reservas al gobierno de Tobruk. La intervención de Turquía, un país con el que El Cairo mantiene relaciones muy tensas, no exentas de prejuicios ideológicos, será un trauma. Algunos creen incluso que puede estallar una guerra entre ambos países.

Argelia, que por el momento se mantiene alejada del alboroto libio, no quiere que otro país de la OTAN desembarque en Trípoli tras la catástrofe de la intervención imperialista de 2011.

Erdogan confirma su estrategia tanto dentro como fuera del marco de la OTAN. Las fuerzas turcas operan en Jarablus, Al-Bab, Darat Izza, Aktarin, Atme y Al-Rai en el norte de Siria, Dahuk y Erbil en el Kurdistán irakí, Doha en Qatar (5.000 soldados), Somalia y desde 1973 Chipre. Una intervención militar turca en Libia será percibida por Ankara como una venganza contra la historia de casi un siglo, cuando el Imperio Otomano tuvo que dejar paso al Reino de Italia.

Se supone que los mercenarios del Grupo Wagner están del lado de Haftar pero no es así exactamente ya que mantienen contacto con fuerzas de Seif Al-Islam Gadafi, el hijo del coronel Gadafi, lo cambia la perspectiva de la participación rusa en Libia y, por lo tanto, la de la OTAN.

Nadie sabe la postura que adoptará Washington. Evidentemente están jugando con dos barajas, lo mismo que los franceses, cuya interveción parece estar financiada por Emiratos Árabes Unidos.

Los traficantes de armas, como es el caso de FN en Bélgica,  se están forrando compañías navieras se están beneficiando con pedidos extraoficiales a muy buen precio (gracias al embargo).

El petróleo libio es el centro de atención de Erdogan, lo mismo que el gas del Mediterráneo oriental. Turquía tiene la intención de utilizar a Libia para posicionarse en África y se muestran muy interesados en hacerse un hueco en África occidental, una región estratégica del futuro para el comercio internacional.

Después de China y Rusia, también Turquía mira hacia África, lo mismo que los israelíes, que acechan aprovechando el declive de las antiguas potencias coloniales, especialmente Francia, por no hablar de la emergencia de potencias regionales (Argelia, Egipto, Nigeria, Sudáfrica) que tendrán que desempeñar el papel de locomotora del capitalismo africano en los próximos años.

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