Turquía ha devuelto a Ucrania a cinco cabecillas del Batallón Azov, una medida que no ha sentado nada bien en Moscú. Erdogan y Putin tenían un acuerdo para que mantuviera a los prisioneros de guerra nazis en Turquía hasta el final de la guerra.
Ayer Zelensky difundió la noticia. El día anterior había viajado a Estambul para conversar Erdogan. Rusia no fue informada de su liberación.
El Batallón Azov, de la que ya sólo quedan un reducido grupo de supervivientes, era una unidad neonazi del ejército ucraniano conocida por sus crímenes contra la población del Donbas.
La devolución de los cabecillas del Batallón a Kiev, a pesar de los acuerdos alcanzados con Moscú, está ligada a los fracasos de la contraofensiva ucraniana. Turquía ha estado sometida a una gran presión en la preparación de la próxima cumbre de la OTAN. En este contexto, Ankara se vio obligada a mostrar una solidaridad sin fisuras con la Alianza imperialista.
Los jefes del Batallón acaban de regresar a Ucrania. Prisioneros de guerra, fueron detenidos inicialmente en Rusia. Durante un intercambio de prisioneros, realizado con la mediación turca, los cinco dirigentes de la organización iban a ser trasladados a suelo turco y debían permanecer allí hasta el final de la guerra.
Desde su fundación en 2014 los miembros del Batallón han cometido numerosos crímenes contra la humanidad en la región de Donbass, además de otros documentados durante la guerra. Anteriormente, ya se habían iniciado procesos penales en Rusia contra varios elementos en virtud de las leyes contra el extremismo.
El Batallón Azov participó activamente en los combates contra las milicias del Donbas. Al comienzo de la guerra cubrió el frente de Mariupol y el avance ruso les obligó a atrincherarse en la fábrica Azovstal, donde se rindieron en mayo del año pasado.