Seremos breves y haremos sólo dos comentarios que se nos ocurren a este tenor: 1) El automatismo que conlleva poner a parir al burro Trump a convertirte en un «demócrata» de toda la vida y de pro, sobre todo en el «género tertuliano». No hay nada como poner a caer de un burro al asno Trump para, ya digo, metamorfosearte en un «liberal» o un «demócrata» con pedigrí y, a continuación, y como exige el guión, insultar a los catalanes que están por celebrar un referéndum en Catalunya, medida que dice mucho del nivel democrático de esta gentuza de paniaguados e intelectualillos áulicos de pitiminí que, por cierto, no tienen media hostia dialécticamente hablando. Y 2) Señalar el fallo garrafal de M. Carmena de comparar a Trump con Hitler, a quién se le ocurre, y no con lo que procedía en estos casos y es lo «políticamente correcto» desde la «Cool War» (Guerra Fría), esto es, comparar a Hitler con… Stalin, o sea, nazis y comunistas y, por supuesto, ambos dictadores, insaculados, la vieja cantinela de la que todavía echan mano -a falta de argumentario- para decir que ellos son los «demócratas», como Espe Aguirre, por ejemplo. Nos han salido todos «aristotélicos» o el «término medio» como virtud.
Si Carmena hubiera establecido esta comparación, entre Hitler y Stalin, indudablemente izas, rabizas y colipoterras se hubieran puesto de acuerdo y la hubieran aplaudido a rabiar como perros sarnosos que son. ¡Vaya fallo Carmena! Para mí que fue un «lapsus linguae».
Pasen un buen día.