Trump está sano y siempre lo estuvo, pero en medio de una pandemia el mejor agente de publicidad del mundo debía pasar por el trance porque estamos en campaña electoral y las farmacéuticas cotizan al alza en bolsa gracias a las vacunas.
El coronavirus da votos y dinero; suben las encuestas electorales y sube la bolsa porque el Presidente de Estados Unidos siempre está en la primera plana.
Los noticiarios aseguran que Trump recibió su dosis de un medicamento llamado “regeneron” e inmediatamente las acciones de la empresa farmacéutica que lo tiene patentado subieron bruscamente un 7 por ciento. Este año las ganancias anuales superan ya el 60 por ciento y la cotización bursátil llegó a su punto máximo el mismo día que Trump abandonó el hospital.
El cabecilla de Regeneron, Leonard Schleifer, no sólo es un capitalista sino un médico amigo de Trump. Ambos son miembros del club de golf que Trump tiene en Westchester, Nueva York. Naturalmente su empresa participa en el festín Velocidad Punta (Warp Speed) de la que tanto hemos hablado aquí.
En julio Regeneron recibió 450 millones de dólares de dinero público para correr en la carrera de la vacuna contra el coronavirus.
Trump fue accionista de Regeneron, así como de Gilead, fabricante del “remdesivir”, que también toma para su propia “lucha contra el coronavirus”. Figura en su declaración de haberes de 2017, aunque no en la de este año.
Regeneron es una de las muchas empresas biotecnológicas y farmacéuticas cuya cotización se ha disparado en bolsa gracias a la ola de histeria y al flujo de dinero público. Comenzó las pruebas en cobayas humanas para su cóctel de anticuerpos en junio y comenzó una prueba de fase 3 sólo un mes después.
Sin embargo, el fármaco aún no ha sido aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), por lo que uno de los médicos de Trump ha hecho una solicitud para poder suministrárselo a Trump con carácter experimental.
Hasta el momento de publicitarse su “enfermedad”, Trump iba hasta 14 puntos por debajo de Biden; ahora puede empezar a darle la vuelta a la situación porque habla de la pandemia en primera persona. A sus 74 años, forma parte del “grupo de riesgo”.