La pandemia es como un remolino de alambres de púas: cuanto más tratas de soltarte, más te enreda y te engancha. No hay manera de escapar y la palabra “confusión” no es suficiente para describir lo que está pasando ahora mismo por las cabezas de millones de personas en el mundo entero.
Al menos para algunos es posible que la lucha de clases sea, una vez más, el hilo que permita arrojar un poco de luz en medio del desconcierto y, más en concreto, los llamados “accidentes laborales”, es decir, aquellos trabajadores que son explotados hasta dejar su vida en el tajo.
En el juego de luces y sombras de la pandemia, el gobierno impuso formalmente un estado de alarma ordenando el cierre de las actividades económicas “no esenciales”. Hay quien supone que dicho cierre se llevó a cabo efectivamente y hay incluso quien supone, además, que en dicho cierre está la causa de la crisis económica, o por lo menos el agravamiento de la misma.
Si eso hubiera ocurrido así, parece lógico pensar que se hubiera reducido la cifra de “accidentes de trabajo”. Sin embargo, un artículo publicado ayer por el Diari de Tarragona confirma lo contrario una vez más: “Los accidentes de trabajo mortales se dispararon un 12,7 por ciento hasta julio” (*).
A partir de dicha constatación, la periodista expresa su perplejidad. ¿Cómo es posible? “Nadie se lo imaginaba”, escribe. En este punto, como en todo lo que hace referencia a la pandemia, “las cifras no salen”, añade. Es posible que no haya ninguna cifra que “cuadre”, a pesar de los ordenadores, los algoritmos y los modelos con los que nos obsequian los expertos.
Es más que evidente que toda esa parafernalia seudocientífica no se ha inventado más que para camuflar una realidad: que el cierre económico tampoco ha sido el que están suponiendo los expertos en numerología.
Aquí las “ciencias naturales” han suplantado a sus hermanas pequeñas, las “ciencias sociales”, y empieza la cadena de “paradojas” a las que se refiere la noticia. Por ejemplo, puestos a imaginar podríamos suponer que ha habido más “accidentes laborales” a causa del coronavirus, pero no es así.
Hay algo aún peor: ni siquiera ha ocurrido con los trabajadores de la sanidad, por más que el sector haya sido envuelto en un halo heroico. La primera línea en la “lucha” contra el virus apenas ha padecido bajas: 60 muertos según cifras oficiales.
Ninguno de estos datos es medianamente coherente. Según el artículo ha habido 60.000 sanitarios “contagiados”, pero “hasta julio solo se han contabilizado 592 accidentes de trabajo con baja por este motivo, 14 de los cuales derivaron en fallecimiento”.
(*) https://www.diaridetarragona.com/economia/Las-muertes-en-accidente-de-trabajo-se-dispararon-pese-a-parar-la-actividad-20200927-0052.html
El que haya experimentado el trabajo en régimen de jornadas de 12 horas con un descanso de un día sabe perfectamente que la calidad del trabajo y la atención bajan en picado. De ahí que se produzcan más accidentes fruto del agotamiento y el descuido que implica ese régimen. Sencillamente es muy complicado alcanzar el grado de intensidad en el trabajo que pretenden imponer los burgueses durante tantas horas. El sistema de rotación de la mano de obra tiene la ventaja de que en un plazo corto se puede exprimir más plustrabajo al trabajador, pero se pierde sistemáticamente el adiestramiento que emana del mismo proceso productivo, mientras que mantener a un trabajador en ese régimen lo desgasta muy rápidamente. Desde luego en las fábricas y obras debe de haber una reducción de costes en materia de seguridad y un incremento en la intensidad del trabajo insano. Si lo hacen los burgueses ( y no pocos van a acabar en la ruina durante esta crisis ) es impelidos por las leyes económicas, que ante una bajada de la producción deben responder imponiendo más plustrabajo absoluto.
dice Carlos Marxacerca de la crisis de superproducción capitalista de 1857 en El Capital, Capítulo VIII La jornada laboral, 2. La hambruna de plustrabajo. Fabricante y boyardo:
» Cuanto menos negocios se hagan, tanto mayor habrá de ser la ganancia sobre los negocios realizados. Cuanto menos tiempo se pueda trabajar, tanto más tiempo de plustrabajo habrá que trabajar. »
En mi opinión, al igual que el aumento en la ferocidad represiva por parte del estado revela su debilidad, esta intensificación en la explotación revela que el sistema productivo capitalista está experimentando una crisis muy aguda.