Ya sabemos por qué la ministra alemana de Asuntos Exteriores, la ecologista Annalena Baerbock, viajó a Marruecos el otro día por primera vez. No era sólo conseguir el “hidrógeno verde” sino someterse a los planes de Rabat de apoderarse del Sáhara, en contra -por cierto- de las resoluciones descolonizadoras de la ONU.
El gobierno de Berlín ha anunciado públicamente su apoyo a la iniciativa de autonomía marroquí sobre el Sáhara Occidental, cerrando la página de un largo conflicto diplomático entre ambos países, que ha afectado a las relaciones económicas, es decir, al “hidrógeno verde”.
“Alemania considera el plan de autonomía presentado en 2007 como un esfuerzo serio y creíble de Marruecos y como una buena base para una solución aceptada por ambas partes”, se lee en la declaración conjunta.
La responsable de la diplomacia alemana dijo ser consciente del “gran e importante” papel de la cuestión del Sáhara para Marruecos, al tiempo que insistió en la posición de la ONU como “mejor marco” para alcanzar una solución “justa, duradera y consensuada” a la descolonización.
El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, se congratuló de la posición “equilibrada y coherente” de Berlín sobre la cuestión del Sáhara, y señaló que la visita de Baerbock a Marruecos es una “señal fuerte de la firmeza de las relaciones bilaterales”, que han “tomado un nuevo impulso”.
Ambas partes expresaron su voluntad de establecer “un diálogo estratégico”, en particular sobre el cambio climático, la energía verde y el desarrollo del continente africano. Por lo tanto, la traición es diplomática y ecologista, a la vez.
Cuando Estados Unidos reconoció en diciembre de 2020, la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara, Alemania criticó la decisión. La postura alemana fue calificada por Rabat como un “acto hostil” y a principios de marzo del año pasado, decidió congelar sus relaciones diplomáticas con Berlín. El embajador marroquí en Berlín fue llamado a consulta.
El nuevo gobierno alemán, una coalición de socialdemócratas y verdes, claudicó. Naturalmente, la claudicación no es ante Marruecos sino ante Estados Unidos. Los saharauis echarán de menos los tiempos de Angela Merkel. También en España quienes les han traicionado han sido los “progres” de pacotilla que están en el gobierno.