Elizabeth Cabezas, la ‘izquierda’ |
El jueves tuvo un acto oficial, ya que visitaba Quito su colega Laszlo Kover, presidente del Parlamento de la República de Hungría, posicionado en el fascismo puro y duro de su partido, Fidesz, la Unión Cívica Húngara.
A Cabezas, la “izquierda”, no se le ocurrió otro cosa que condecorar al fascista Kover. En el pecho le puso la medalla José Joaquín de Olmedo.
Alguien pensará que se trataba un acto formal, de protocolo… Pues no es así. Hace poco estuvo Martín Vizcarra Cornejo, el nuevo Presidente del Perú y pasó completamente desapercibido; casi en secreto.
A la “izquierda” ecuatoriana no le bastó con condecorar a Kover sino que le agasajaron. Cabezas convocó un pleno parlamentario para que Cabezas pudiera soltarse un discurso insulso y estúpido como pocos (de esos que alguien escribe de encargo por unas pocas monedas).
Laszlo Kover, la ‘ultraderecha’ |
El circo subió de tono cuando algunos diputados llegaron, no se pudieron sentar en sus escaños y empezaron a deambular sin saber exactamente cuál era su papel en aquel esperpento.
Es más: a partir de tan histórica visita, la Presidenta anunció la constitución de un grupo parlamentario de amistad con Hungría, que es posible que se rellene también con los ujieres y elservicio de limpieza de la Cámara.
Pero nosotros no podemos asegurar que la “izquierda” ecuatoriana (y por extensión el resto de la “izquierda” del mundo) quiera la amistad de Hungría y no la de los fascistas húngaros.
Existe el blanqueo de dinero negro y el blanqueo de la política negra. El papel que el reformismo tiene reservado es ese: lavar la cara al fascismo. No son nada distinto del fascismo; como denunció hace décadas la Internacional Comunista, son socialfascistas.
En esto se está convirtiendo el partido de Correa quien, por cierto, está pensando solicitar asilo en Bélgica por el brutal acoso de la 'justicia' de su país.