Bianchi
Premisa mayor: el almirante Carrero Blanco «voló» en 1973, dos años antes de la muerte (en la cama-quirófano o mesa-camilla) del general Franco, esto es, en dictadura.
Premisa menor: fue ETA la autora del magnicidio durante el fascismo rampante. Nadie, ningún partido político, entonces prohibidos, «condenó» dicho ascenso a los cielos. Al revés: fue celebrado a la sazón en privado en numerosos domicilios corriendo el champán, como también lo fue, recién fallecido el dictador en 1975, en casi todos los pueblos vascos en fiestas patronales echando al aire boinas, txapelas, bufandas y otros adminículos. No se consideraba a ETA una «banda armada» y menos «terrorista»; al revés. Se les consideraba unos «gudaris» (soldados vascos).
Conclusión: o bien habría que enjuiciar -retrospectivamente y retroactivamente- a esos pueblos por «enaltecimiento del terrorismo», o bien, como dijera -ya en «democracia»– el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, con el presidente Felipe González, «ETA ha sido siempre una organización ‘terrorista’», de lo cual se puede colegir, también, en pura lógica formal, y/o escolástica, que este individuo, Barrionuevo, siempre fue un fascista (carlistón sí consta que fuese este fundador, entre otros, de los GAL). Y quienes respaldaron y cohonestaron su criterio, también, pues ni corrigen ni desmienten nada, luego son, al menos, cómplices, sino coautores (encubridora sería la prensa a la voz de su amo).
También cabe concluir -caben más conclusiones que dejamos al caletre y cacumen del lector- que, a tenor de la condena a un año por la Audiencia Nazional (sucesora del TOP franquista) de la adolescente Cassandra por unos tuits sobre la «voladura» de Carrero Blanco, que son unos chistes –«idioteces» para Pablo Iglesias que finge escandalizarse patrimonializando la indignación, como ya se dijo aquí hace poco, pero cuidándose muy mucho de recordarnos que aquí no se vive en una «dictadura»-, una de dos: o bien la ejecución de un declarado fascista -como, por ejemplo, el conocido torturador pronazi, trabajó para la Gestapo, Melitón Manzanas en 1968, tiempos de la psicodelia para algunos- lo convierte automáticamente en «demócrata» siendo el artífice del «milagro» una organización que se reclamaba nacionalista y revolucionaria, o bien no importa el carácter violento de sus muertes pues, con y después de Franco, se trata de funcionarios y servidores del Estado, antes «autoritario» (ya empezaba la sociología al uso a no llamar a las cosas por su nombre) y hoy «democrático» y de Derecho, como gustan de empalagar a la gente. Tenemos, pues, si no desbarramos mucho, que lo único que no cambia fue el carácter «terrorista», genotipo y fenotipo de ETA con lo que, «malgrè lui», tampoco ha cambiado el sesgo fascista del Estado que se sirvió, encima, de una pseudoamnistía como ley de Punto Final de sus verdugos (como harían en Argentina no mucho después). Lo que molestaba no eran los muertos que ETA pudiera ocasionar, sino sus objetivos políticos, tal que hoy, ¿qué ha cambiado entonces, en lo fundamental, no en lo adyacente?
Casandra, diosa griega de las profecías.
Buenas tardes.