¡Amemus patriam! Serventesio patafísico a lo Jarry (y 4)

Se habla de la "tortilla francesa"; pues bien, de eso rien de rien, ná de ná; la fórmula la dio Martínez Matiño, cocinero de Felipe IV, en 1637, llamándola "tortilla de Cartuja". Lo que pasa es que la invasión napoleónica les facilitó más platos nuestros por los completos recetarios de conventos como el de Alcántara

El nombre de Iberia no procede de Asia, como se ha dicho por ahí, sino de aquí: Megathenus, Josefo y Estrabón dicen que los íberos transportados a Oriente por Sesostris y Nabucodonosor dieron nombre a la Iberia Asiática, colonización española en el Cáucaso que citan también Apolodoro, Avieno, Prisciano y Sócrates el historiador. Hércules llevó una colonia de sicarios íberos al Palatino, que fue origen de Roma y dieron nombre a la Italia meridional de Sicania, hoy Sicilia; los oscos, amcos y euscos, que son los mismos vascos, formaron las tres confederaciones etruscas o vascas de Italia antes de la dominación gala. Hablando de vascos, fue Elcano de Guetaria quien diera la vuelta al mundo y, de paso, demostrara su redondez, en una nao de 102 toneladas, descuadernada, y que con 19 espectros llegan a Sanlúcar de Barrameda. ¿Descubrió Cook el archipiélago de las Sandwich? Rotundamente no: fue Gaetán, como Torres dio su nombre al Estrecho austral(iano). Los españoles del siglo XVI descubrieron la isla hawaiana de Honolulú, y no Cook (donde, por cierto, muriera de mala manera y peor postura). Fue Irlanda descubierta y civilizada por los españoles en tiempos de los celtas, que colonizaron Galicia, cuyo rey Breogán la señaló desde la gigantesca Torre de Hércules de La Coruña, verificando la segunda incursión San Vicente Ferrer, que bautiza con su nombre la tierra próxima al nefando islote de Blasket, tumba, ay, de la Armada Invencible. Las Canarias, en fin, fueron asimismo descubiertas por los navegantes catalanes de 1414. Pedro Ruiz remonta el Nilo y Páez la Abisinia siguiéndoles, después, a los cardadores de lana los ganadores de fama como Livingstone y Stanley. ¡Así se escribe la Historia, señores!

¿Le leyenda negra? Filfa, envidia. ¿Acaso fuimos nosotros quienes aguillotinaron a Lavoisier o encarcelaron a Galileo o Luis Vives, abrasaron a Servet, Bruno, Juana de Arco o Savonarola? ¿O amargaran la vida de Parmentier cuando propagaba la alimenticia patata por creerla causa de lepra y odiaron a Le Bon por haber descubierto el gas de alumbrado? ¿Hablamos de física? Bien, sépase que 72 años antes (nosotros siempre «antes»; el extranjero, a lo más, «perfecciona» lo nuestro) de que los hermanos Montgolfier, en 1709, se elevaran en globo, ya lo hizo Guzmán en su passarola o globo henchido de aire caliente ante la Corte de Lisboa. ¿Sería osadía decir que Torres Quevedo fue el Edison español, iniciador de la telemecánica? Se habló de Lindbergh, el aviador americano (un nazi, por cierto) y su hazaña, pero nadie de el capitán Jiménez y su «raid» París-Madrid en cinco horas y veinte minutos. O el vuelo del Plus Ultra con Franco (Ramón) y sus compañeros atravesando el Atlántico desde Palos a la Argentina. O Galarza que vuela hasta Manila. Juan de la Cierva inventa su autogiro que necesita poco espacio para aterrizar y esta es su ventaja. En química ahí está la Escuela de Vergara donde Elhuyar descubriera, junto con su hermano, el tungsteno o wolframio.

Me dicen que pare y no abrume y no siga, que tome aliento al menos. Mas ¡vivedios! que no callaré sin citar al catalán Eximenis quien estableciera una estigmatología criminal muchos siglos antes (1389) de Lombroso o la dactiloscopia perfeccionada por Oloriz y su obra sobre la identificación de los delincuentes. ¿No sería un crimen de lesa patria terminar este vademécum (?) sin nombrar al padre de la Toxicología el mallorquín Mateo Orfila? ¿Olvidaremos irresponsablemente a Seoane y Argumosa en su peritaje de 1855 relativo al famoso asunto de las llagas de Sor Patrocinio? Fue Vives, iniciador del psicologismo científico, quien tratando de vesania pide para los locos mejor trato y que no se les atosigue y martirice porque son enfermos. Hubo quien demostrara que fue el sabio catalán Mariano Cubí y Soler, frenólogo que impartiera lecciones en Barcelona y América, el verdadero precursor de Lombroso pues ya en 1840 exponía la teoría del criminal nato como hoy se descubre sin empacho ni repulgos el… «delito potencial» de quien tirando una piedra puede pasar a mayores. Ante todo, prevención.

¿Quienes creen ustedes que inventaron la camisa y el tenedor? ¡¡Nosotros!! Fue Jaime I el que ordenó la monda de cloacas y acequias y reglamentó las mancebías y Fernando VI declaró obligatorias las morberías (cuarentenas), hoy de triste actualidad, con motivo de una horrible peste del siglo XV. De ahí los hospitales de San Lázaro (lazaretos).

Resista el lector, haga un último esfuerzo y lea esto que sólo gente de escaso caletre tacharía de poca enjundia. Hablamos de cocina de la que hoy blasona tanto pazguato. Se habla de la «tortilla francesa»; pues bien, de eso rien de rien, ná de ná; la fórmula la dio Martínez Matiño, cocinero de Felipe IV, en 1637, llamándola «tortilla de Cartuja». Lo que pasa es que la invasión napoleónica les facilitó más platos nuestros por los completos recetarios de conventos como el de Alcántara y manuscritos regionales que usurparon, las noticias llevadas por la emperatriz Eugenia de Montijo, por Alejandro Dumas en su viaje (sopa de ajo, lengua estofada, gallina en pepitoria, pollo con tomate y pimiento, cocido madrileño, etc.). Los benedictinos tenían multitud de fórmulas para guisar perdices y faisanes, modo de aderezar el bacalao, su hígado de pato o foie-gras y sus trufas pasaron la frontera en el regreso napoleónico de 1807, el «consumido» o consommé, famosos sus chorizos sin rival, migas y gazpachos. ¿Se sabe que «nuestros» árabes introdujeron el higiénico uso de manteles y servilletas para las comidas, los pañuelos de hilo para sonarse, el lavatorio de manos antes y después de comer, la vajilla de cristal, los cubiertos, los helados, las confituras y los perfumes? ¿Y quién trajo de América la patata, el tomate, el pimiento, el chocolate y el cacao? ¡Nosotros, cojones! Como veo que pierdo decoro, lo dejaremos aquí. Vale.

comentario

  1. Ciertamente la cocina francesa arranca de la cocina española de los siglos de oro. La concentración de poder absolutista en Francia a partir de Louis XIV y su consolidación como potencia hegemónica permitió el desarrollo de la cocina en Versalles, en una corte que llegó a consumir el 25% del presupuesto estatal. Después Carême adaptó esa cocina para la burguesía, consiguiendo prácticamente el mismo resultado sin disponer de los ingentes recursos de antaño. Posteriormente, en la época del surgimiento de los monopolios, Escoffier establece la organización del trabajo en cocinas por partidas que llega hasta nuestros días. Las cocinas mejor organizadas que he visto son las cocinas comunales de Pekín, donde se cocinan grasndes cantidades en comedores amplios, y los vecinos que disponen de una vivienda estatal al lado del centro productivo donde trabajan, pueden bajar y comer buena comida por un precio muy asequible. Esto es imposible en el estado español hasta que se haga la revolución, pues la renta del suelo impide el urbanismo y el estado burgués es un impedimento para el desarrollo de las fuerzas productivas.

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