Se trata del tiempo de transacciones más corto en la historia del mercado de capitales de China, que no levanta cabeza. El lunes, precisamente durante la primera jornada en vigor de la nueva normativa, una caída similar provocó otro cierre.
El mecanismo de cierre sigue al índice Hushen 300, que refleja la marcha de los grandes valores cotizados en Shanghai y Shenzhen. Cuando sube o cae un cinco por ciento, el interruptor suspende 15 minutos las transacciones. Si baja más del siete por ciento, las cotizaciones se dan por terminadas esa jornada.
A las 9:42 horas, hora local china, se interrumpieron las compraventas durante 15 minutos, después de que el Hushen 300 bajase más de un cinco por ciento.
El índice cayó más de un 2 por ciento sólo dos minutos tras reabrirse a las 9:57 horas, y las transacciones fueron suspendidas. Al final, el índice Hushen 300 se desplomó un 7,21 por ciento, hasta los 3.284,74 puntos.
Para evitar otro desplome, la Comisión Reguladora de Valores de China ha informado esta mañana de las nuevas normas que limitan la venta de títulos a los grandes accionistas. El regulador bursátil chino pidió a los grandes accionistas, que posean más del 5 por ciento de los títulos de una compañía, que no reduzcan en más del 1 por ciento de las acciones de la firma dentro de tres meses.
En China ya no saben qué inventar para seguir manteniendo a las bolsas en funcionamiento, aunque sea con respiración asistida. El capitalismo no tiene remedio.