No fue hace mucho tiempo que Biden contaba a una atenta audiencia en un mitin en Dartmouth (Massachusetts) la historia de un valiente capitán de la Armada que había bajado en rappel por un barranco empinado en las montañas de la provincia de Kunar (Afganistán), en un intento fallido por rescatar a su camarada. Un general no identificado había implorado al entonces vicepresidente que volara a Afganistán y le pusiera personalmente la Estrella de Plata a este capitán.
“Y todo el mundo se preocupó de que un vicepresidente se involucrara en esto”, recordó un intrépido Biden, “podemos perder a un vicepresidente; pero no podemos perder a muchos más de estos chicos» llegó a decir.
Y es que Biden no es ajeno al peligro. Durante un debate de las primarias presidenciales en 2007, contó a los televidentes sobre el momento en que le habían «disparado» durante un viaje a la Zona Verde en Irak. En aquel supuesto episodio, comentó Biden, el oficial de la Armada que sobrevivió a aquel ataque se negó a recibir la medalla, «porque no pudo evitar la muerte de su camarada».
El único problema con esta conmovedora historia fue que Biden nunca visitó la provincia de Kunar como vicepresidente ni puso una estrella de plata a ningún capitán de la Armada, mucho menos a uno que se negó a aceptar el honor. Por cierto, nadie le había «disparado» a Biden.
Los medios de comunicación desenterraron una historia aparentemente parecida -un especialista del ejército al que Barack Obama le puso una medalla en la Casa Blanca- para poder afirmar que Biden había «recordado mal» y «mezclado» los detalles. Pero esta mistificación ha estado presente en toda la vida del actual Presidente.
Fue Biden quien llegó a decir que su «alma se enfureció al ver a los perros de la policía de Bull Connor«, uno de los históricos represores del Movimiento por los Derechos Civiles, y que extendió la brutalidad policial contra la población negra, y afirmó haber sido uno de sus manifestantes reprimidos por el político del Partido Demócrata. “Cuando tenía 17 años, participé en sentadas para eliminar la segregación de restaurantes y cines”, dijo Biden al público en su candidatura presidencial en 2008.
Pero a Biden le agarraron los 17 años en 1959, no en 1963, y es muy poco probable, ni hay evidencia, de que haya participado en alguna sentada en los cines locales de Wilmington o en cualquier otro lugar.
Durante una audiencia del Congreso, Biden dijo a un activista por los derechos civiles que «Joe Biden era un abogado que trabajaba para la comunidad negra, representaba a los Black Panthers en el momento en que ellos estaban quemando mi ciudad«.
Joe Biden no hizo ninguna de estas cosas.
En realidad, Biden pasó la década posterior al asesinato de Martin Luther King (1968) dedicándose a colaborar con una serie de segregacionistas raciales como James O.Eastland, Herman Talmadge, J. William Fulbright y Strom Thurmond, para promover su carrera profesional. Biden incluso entabló una amistad con el racista George Wallace, ex gobernador de Alabama, de quien presumía que lo consideraba “uno de los políticos jóvenes más destacados de Estados Unidos”.
Uno de los bulos más grandes de Joe Biden se produjo durante una campaña presidencial de 1988. En aquella ocasión, el candidato arremetió contra un hombre que le preguntó sobre su facultad de derecho y sus calificaciones, al que contestó así:
Creo que tengo un coeficiente intelectual mucho más alto que tú, sospecho. Fui a la facultad de derecho con una beca académica completa, la única concedida en mi clase. El primer año en la facultad de derecho, decidí que no quería estar allí y terminé entre los dos tercios inferiores de mi clase. Y luego decidí que quería quedarme y volví a la facultad de derecho y, de hecho, terminé en la mitad superior de mi promoción. Gané el torneo internacional de tribunales simulados. Fui calificado con sobresaliente en el departamento de ciencias políticas al final de mi año. Me gradué con tres títulos de pregrado y 165 créditos; solo necesitas 123 créditos. Estaría encantado de sentarme y comparar mi coeficiente intelectual con el tuyo, Frank.
Pero Biden no había asistido a la Facultad de Derecho de Syracuse con una «beca académica completa» y no había terminado en la «mitad superior» de su clase, más bien, el 76º de 85, y no había ganado ningún premio. Tampoco se graduó «con tres títulos» en la Universidad de Delaware, sino con una licenciatura en ciencias políticas.
Durante su candidatura a las presidenciales de 1988, el «joven legislador» Biden (tal y como lo calificaron en su día a pesar de sus 46 años), quedó comprometido en lo que podría ser el acto de plagio más flagrante en la historia política norteamericana. Joe había copiado todo un discurso del ex líder del Partido Laborista británico, Neil Kinnock, así como oraciones completas de Hubert Humphrey, colaborador de Carter, y John y Robert Kennedy. Una periodista del New York Times cazó el plagio.
Joe Biden es un fabulador mentiroso, que ha construido a lo largo de toda su historia política una imagen irreal, en la que miente más que habla.