La posición de Rusia sobre la cuestión del Sáhara Occidental fue reafirmada recientemente por el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, en una conferencia de prensa sobre el balance diplomático del año pasado. Destacó la necesidad de una solución basada en el principio de autodeterminación y la voluntad del pueblo saharaui.
Esta posición se basa en las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas relativas a este territorio, clasificado como no autónomo por la ONU desde 1963. Las declaraciones de Lavrov subrayan la importancia de respetar las decisiones de la ONU en la solución de este conflicto.
La posición rusa contrasta con la de España, que ha traicionado por segunda vez al pueblo saharaui y promueve activamente la soberanía de Marruecos a través de canales diplomáticos, lo mismo que Francia, Alemania y Hungría.
La posición de Rusia sobre esta cuestión refleja una estrategia más amplia dirigida a fortalecer sus vinculos con los países africanos. Al apoyar el principio de autodeterminación, Moscú se distancia de las posiciones occidentales sobre una de las últimas colonias africanas.
A comienzos de año, un país africano, como Ghana, tambien traicionó al pueblo saharaui al romper sus relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) a través de un documento oficial dirigido al Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos.
Desde 1979 Ghana reconocía a la RASD.
Desde el cambio de siglo, las traiciones al pueblo saharahui se multiplican. 46 países, 13 de ellos africanos, han roto o suspendido sus relaciones con la RASD.
Marruecos: el siguiente paso es el control del espacio aéreo
A pesar de las numerosas concesiones, Marruecos sigue apretando las clavijas a la Unión Europea y, en particular, a España. El gobierno del PSOE y Sumar se comprometió a entregarles el control sobre espacio aéreo del Sáhara occidental y Rabat considera que Pedro Sánchez no ha agachado la cabeza suficientemente.
El año pasado España y Marruecos llegaron a un acuerdo sobre el espacio aéreo saharaoui, pero al otro lado del Estrecho consideran que es no es suficiente. Rabat quiere una cesión “inmediata y oficial”.
La cesión del espacio aéreo sahariano se discutió inicialmente durante las reuniones bilaterales de 2022. Actualmente, es el centro de control aéreo español en Canarias el que supervisa la zona, de acuerdo con la normativa de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Para Marruecos, el control de ese espacio aéreo es una cuestión estratégica de gran importancia, a causa de las disputas relativas a las aguas territoriales cercanas a las islas Canarias, una zona conocida por su riqueza en recursos naturales, en particular hidrocarburos, y que es una fuente de tensiones, en particular con España.
Rabat ha empezado a presionar. El primer paso ha sido bloquear los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla a la entrada de camiones españoles, a pesar de la reciente reapertura de las aduanas. Los controles impuestos a los vehículos pueden durar hasta 11 horas, dificultando notablemente el tráfico comercial previsto en el acuerdo inicial.
No hay nada extraño porque Marruecos hace lo que mejor sabe con España y la Unión Europea: chantajear y presionar. Así es como está logrando sus objetivos en el Sáhara, uno por uno.