Desde este alarido ululado por el nazi-falangista y cuñadísimo del general Franco, Ramón Serrano Suñer, hasta hoy, Rusia, o la URSS, siempre ha sido culpable ya sea por eslavista o por socialista. Si lo primero, dizque una raza inferior; si lo segundo, vade retro. Incluso la Iglesia se llama “ortodoxa” para diferenciarse de la verdadera, la nuestra.
Hoy el eslavismo se «perdona» si lo consuetudinario y el ecosistema está “occidentalizado”, como ocurre, por ejemplo, en el oeste de Ucrania, país eslavo, que viene a ser “lo moderno”. Lo contrario del este, el Donbass, la parte industrial y más desarrollada del país, que, aún también occidentalizada, es demasiado rusófona, demasiado eslavista, poco moderna. Son culpables.
Adoctrinados bajo el franquismo, siempre supimos que Rusia era culpable, pero no ya tanto por su eslavismo -ni sabíamos qué de era eso y menos que Dostoyevski era paneslavista- como estigma, sino por algo infinitamente peor: el socialismo y/o el comunismo. Pecado imperdonable.
Incluso la II República española no reconoció a la Unión Soviética hasta la guerra civil en que recibió ayuda de ella y nadie más que ella, además de las Brigadas Internacionales. Todavía nos dan arcadas la lectura de un editorial del diario El País comparando inicuamente la ayuda soviética a la República contra la sublevación militar nazifascista, con las ayudas de los países miembros de la OTAN a Ucrania, cuyo ejército está infestado de nazis.
Sucede que Rusia es culpable. Cuando la Revolución de octubre de 1917 en Rusia, una coalición de 17 países europeos la atacaron para asfixiarla. Inmediatamente después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la victoria aliada sobre los nazis, donde el papel de la Rusia soviética fue decisivo, se diseñó la “guerra fría” contra la URSS, creándose la OTAN en 1949.
Caído el muro de Berlín, toda la política exterior estadounidense se ha dirigido contra la antigua Unión Soviética y el mundo bipolar. En la actualidad se instruyen “revoluciones de colores” estratégicamente antirrusas. Y, lo último, se desata y provoca una guerra en Ucrania para tener a Rusia mås cerca de tiro. Serrano Súñer, Hitler, Churchill, Biden, todos de acuerdo: “Rusia es culpable”.