El Kremlin aseguró que, por el momento, sólo estaba considerando operaciones aéreas y no el envío de tropas terrestres al país árabe. «Esto se refiere exclusivamente a una operación de la fuerza aérea rusa», declaró a la televisión local el jefe de gabinete de Putin, Serguéi Ivanov, tras la votación del Consejo de la Federación de Rusia. «Como nuestro presidente ya dijo, el uso de fuerzas armadas en el terreno fue descartado», agregó.
El presidente Vladímir Putin defendió hoy la legitimidad de la intervención militar rusa en Siria al ser solicitada por el presidente de ese país árabe, Bashar Al-Asad. Aseguró que los países que intervienen ahora en Siria, en alusión a los bombardeos de Estados Unidos, Francia y Australia, entre otras naciones, no cuentan ni con el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU ni con la autorización del país en cuestión. Putin adelantó que la operación militar rusa en el país árabe se prolongará mientras dure la ofensiva del Ejército sirio contra sus enemigos, según informaron las agencias locales.
Esta mañana Senado ruso autorizó el envío de tropas a Siria tras la solicitud de Putin, quien por su parte había recibido una petición de ayuda militar por escrito del propio Bashar Al-Asad.
En la guerra contra el Califato Islámico, la elección de objetivos estratégicos requiere un análisis detallado de su estructura, principalmente el funcionamiento de su retaguardia, el sistema de abastecimiento y las particularidades de su táctica. A pesar de su potencial financiero (procedente sobre todo del contrabando de petróleo), el Califato Islámico parece ser excepcionalmente vulnerable en términos de aprovisionamiento. Por otra parte, su base de comunicaciones se ha visto ampliada debido al rápido avance de la agrupación hacia el norte y el noroeste.
A la hora de organizar una ofensiva contra el Califato Islámico, las bases de la retaguardia —en especial los depósitos de combustible, las bases de reparaciones en primera línea y las columnas destinadas a distribuir combustible y municiones al frente— constituyen un buen objetivo estratégico.
En este momento, las fuerzas gubernamentales de Asad ya cuentan con el instrumental militar suficiente para iniciar una operación de asalto de estas características. Una escuadrilla (12 unidades) de bombarderos Su-24 y el mismo número de aviones de asalto Su-25 serían suficientes, justo la cantidad que, según algunas fuentes, fueron enviadas por Rusia a Siria.
Unas semanas de operaciones de este tipo acabarían con el abastecimiento de la primera línea del Califato Islámico en la provincia de Idlib —cerca de Alepo—, los alrededores de Damasco y Deir ez-Zor.
No obstante, esto no detendría los combates por tierra durante ese periodo. Las tropas de Asad se enfrentan al menos ante tres misiones urgentes. La primera es abatir a las fuerzas islamistas y sus aliados en los suburbios de Damasco; la segunda, desbloquear la base militar de Kuveyris, situada en la región de Alepo; y la tercera, recuperar el control de la ruta Damasco-Homs.
Los combates en los suburbios orientales densamente poblados de Damasco derivaron en un guerra destructiva hace aproximadamente un mes, cuando las tropas gubernamentales lanzaron un fallido contraataque.
Sin embargo, esta se trata de una región clave para la organización de una contraofensiva común en la región de Palmira destinada a cambiar el curso de la actividad militar del Califato Islámico en Siria. Los islamistas han desplegado en estos barrios sus fuerzas más preparadas, de modo que una ofensiva de las fuerzas gubernamentales solo sería posible si se cuenta con una ventaja considerable. Supuestamente, el moderno armamento ruso (los T-90) puede ser de gran utilidad en esta región, aunque esa ventaja resulta insuficiente para efectuar un ataque rápido y organizado en Palmira.
Entre los suburbios de Damasco y Palmira hay un desierto atravesado por varias carreteras y cruces estratégicos. Prácticamente, el único punto de apoyo en este lugar es el oasis de Al-Kartyayn. Este escenario reúne las condiciones ideales para un desembarco que ayude a reducir las fuerzas reunidas por el Califato Islámico en las afueras de Damasco. Una vez más, tal operación solo es posible en caso de disponer de medios para ello, lo que incluye aviones de transporte, helicópteros y vehículos blindados especiales.
La base aérea militar de Kuveyris lleva casi tres años bloqueada, pero de alguna manera los regimientos que se encuentran allí han estado abastecidos hasta ahora. Hay razones para creer que, si se refuerza el componente aéreo de Alepo con vehículos blindados más modernos, la base podría desbloquearse definitivamente. Esto, a su vez, supondría un golpe a las fuerzas del Califato Islámico en este sector del desierto.
En este momento, la ruta estratégica entre Damasco y Homs está cortada en dos puntos. Aunque el primer tramo problemático (unos tres kilómetros) todavía puede rodearse, el Califato Islámico ha tomado dos puntos estratégicos en el otro tramo. Sacarlos de allí sin emplear artillería y helicópteros sería muy complicado y conllevaría grandes pérdidas.