Vamos allá.
El próximo día 4 de enero el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha llamado a Oriol Junqueras, preso en Estremera. ¿Para qué lo llama? Para ponerlo en libertad (si no es así, toda mi especulación se viene abajo como castillo de naipes). ¿Con qué objeto? Con el objetivo de agitar las aguas del independentismo catalán lanzando a la arena política a Junqueras para disputar a Puigdemont la presidencia del Govern de la Generalitat.O sea, enredar, envenenar, joder, que es lo único que saben hacer y bordar.
El fascio español, especialmente Rajoy, si algo no desea, es ver a Puigdemont otra vez en la Presidencia, pues ello implicaría que aquí no ha pasado nada -a pesar del 155- y todo vuelve a la «normalidad», sí, pero la anterior al 155, es decir, a la iniciativa independentista. Y esto va a ser que no. No hemos llegado adonde hemos llegado para volver a lo anterior, esto es, a lo mismo, ha dicho Felipe VI, que ya el 3 de octubre hizo una declaración de guerra a Catalunya en su mensaje validando el art.155 (junto con el PsoE y C’s).
La apuesta de Mariano, una vez resignados a ver un «indepe» como President de la Generalitat, es Junqueras, que asumirá la ley, esto es la «normalidad» y encima es católico (también Puigdemont, suponemos, pero no lo proclama por ahí): Junqueras es nuestro hombre, y debe ser puesto en libertad vía Forcadell (cuantiosa fianza como carnaza a la caverna mediática), y, a poder ser, meter en el trullo a Puigdemont si pisa suelo catalán, o sea, suelo españolísimo. La jugada maestra sería ver a Junqueras en la calle y a Puigdemont en la trena, pero sería demasiado pedir y yo dando ideas.
Falsimedia ya empieza, tímidamente, a hablar de estas previsibles movidas. Y ERC haciéndose lenguas y prestando oídos (acabo de oírles decir, hoy martes, que dan por hecho la puesta en libertad de Junqueras). Si sale el exalcalde de Girona como President -puede serlo aun estando en Bruselas, pero, para ser investido, tendría que estar presente físicamente en la Plaza San Jaume trincándolo la policía un minuto antes-, cae Mariano. O no, pero Aznar pedirá su cabeza desembozadamente.
Como estos pronósticos tengan algún viso de verosimilitud, nos cubrimos de gloria, pero si no, asumo la responsabilidad de cubrirme de barro.
Buongiorno.