Hace diez días los provocadores vestidos de negro comenzaron a paralizar el tráfico en Hong Kong durante los días laborabes. Saquearon casi todas las estaciones de metro y bloquearon las principales arterias y túneles. Cerraron las escuelas, las empresas y los trabajadores se vieron gravemente afectados.
Un barrendero de 70 años murió cuando fue golpeado por una piedra lanzada por los provocadores contra los civiles que intentaban retirar una barricada. A un hombre de 57 años de edad le empaparon en gasolina y le prendieron fuego después de manifestarse en desacuerdo con el saqueo de una estación de metro. A un policía le dispararon con una flecha.
Los provocadores ocuparon la Universidad China y la Universidad Politécnica, que están situadas junto a las calles principales y a un importante túnel de tráfico. Utilizando las universidades como bases logísticas y fortificaciones, lograron mantener muchas calles cerradas día y noche. Después de algunas negociaciones con el Presidente de la Universidad China, los manifestantes evacuaron la zona dejando atrás unas 8.000 bombas de gas.
Se concentraron en la Universidad Politécnica, junto al túnel de Cross-Harbor. Fue un error. El domingo pasado la policía rodeó la Universidad Politécnica y no dejó salir a nadie. Los que querían irse eran detenidos o, cuando eran menores de 18 años, identificados y entregados a sus padres. Hubo varios enfrentamientos violentos cuando los manifestantes intentaron romper el cordón policial, pero sólo unos pocos pudieron escapar.
Después de unos días, la mayoría de los que estaban dentro de la Universidad Politécnica se rindieron a la policía. Hoy aún quedan unos treinta provocadores escondidos en un edificio de Universidad Politécnica. La policía los está esperando afuera. Dijeron que había más de mil detenidos. La universidad fue saqueada y los daños durante los enfrentamientos fueron considerables. Los provocadores abandonaron una vez más miles de cócteles molotov y otras armas.
El bloqueo del tráfico urbano y los crecientes daños causados por el vandalismo han enajenado los apoyos de aquellos que antes estaban a su favor. Como la policía ya ha detenido a la mayoría de los principales provocadores, es poco probable que continúen las manifestaciones violentas.
Hoy se celebrarán elecciones a los consejos de los distritos municipales de Hong Kong. China ha estado presionando para que se celebren elecciones en cualquier circunstancia. La policía antidisturbios vigilará todos los colegios electorales.
Hace unas semanas, los candidatos “por la democracia” que apoyaban a los manifestantes, aún estaban dispuestos a ganar más escaños que antes de las manifestaciones. Ahora temen que los votantes les castiguen por la devastación que han causado, pasándose al bando del gobierno, que no aceptó ninguna de las cinco demandas de los provocadores.
Lo único que consiguieron fue que el miércoles el Congreso de Estados Unidos aprobara la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, que exige que el Presidente revise anualmente el estatuto comercial favorable concedido por Estados Unidos a Hong Kong, amenazando con revocarlo e imponer sanciones a los responsables si se establece que las libertades han sido anuladas, y la Ley de Protección de Hong Kong, que bloqueará la venta de gases lacrimógenos y otros artefactos policiales.
La primera, aunque en gran medida simbólica, podría cambiar las relaciones de Washington con Hong Kong y Pekín. Trump tiene que aprobarla o vetarla, aunque también puede incluirla en las negociaciones.
Como Trump quiere llegar a un acuerdo comercial con China, vetará la ley. Naturalmente, el gobierno de Pekín considera que esos asuntos forman parte de su soberanía.
De cualquier manera, la guerra comercial y la desestabilización han afectado a los negocios en Hong Kong.
Desde el principio el plan de desestabilización de Hong Kong fue provocar otro Tian An Men. Fue evidente desde el comienzo de las manifestaciones. Ahora la BBC lo ha reconocido públicamente.
Si China hubiera enviado tropas a Hong Kong o hubiera permitido que se utilizara más fuerza contra los manifestantes, Estados Unidos lo habría usado para presionar a sus aliados a fin de que impusieran sanciones más severas a China. Las provocaciones de los manifestantes tenían por objeto lograr ese resultado. El plan formaba parte de la estrategia más amplia de desvincular a Estados Unidos de China.
El plan fracasó porque China era demasiado inteligente para dar a Estados Unidos lo que quería. Ahora Trump está bajo presión. Necesita el acuerdo comercial con China porque la actual guerra comercial está dañando la economía de Estados Unidos y poniendo en peligro su reelección.
Es la razón por la que las provocaciones en la calle se han reducido.
https://www.moonofalabama.org/2019/11/why-the-hong-kong-riots-are-coming-to-an-end.html