En un primer momento, el Cuerpo Nacional de Policía ha pretendido que los agentes no tuvieran que declarar presencialmente, y querían simplemente presentar declaraciones firmadas, hurtando a la defensa el derecho de preguntarles. Tras la protesta de los abogados, los policías infiltrados están testificando bajo un biombo. El motivo que argumentaban era que su trabajo como agentes de paisano podía estar en peligro y que temían ser reconocidos por los vecinos de Gamonal presentes en la sala. Una excusa falsa y cobarde que además quería presentar a nuestros vecinos y vecinas como personas peligrosas.
Por otro lado, algunos de los agentes han mostrado un absoluto desprecio por la verdad de lo sucedido en nuestro barrio. Uno de ellos llegó a comparar los disturbios de Gamonal con los momentos más duros del conflicto vasco y se ha insistido en varias ocasiones en los antecedentes históricos de las revueltas sociales en el barrio. Como si el hecho de ser un barrio obrero y reivindicativo fuera un argumento válido para condenar a 12 personas. Como anécdota un tanto sórdida cabe destacar que se oía a varios agentes hablar entre ellos afirmando que la revuelta de nuestro barrio era como “estar en Beirut”.
La estrategia en el interrogatorio a los 12 jóvenes ha sido la de intentar amedrentarlos y preguntarles recurrentemente si eran un grupo coordinado, si habían participado en las protestas, una y otra vez, a pesar de las respuestas concisas y claras de los acusados, que explicaron con precisión las circunstancias de sus detenciones. Ante la pregunta de por qué fueron detenidos, todos ellos afirmaron que no lo sabían, y la mayoría declararon que precisamente porque como no habían participado en los disturbios no estaban corriendo y les apresaron por sorpresa. Otros afirman que cuando vieron a los agentes antidisturbios salir de las furgonetas con las porras en alto echaron a correr presos del pánico, y se encontraron con otro grupo de policías que les había preparado una encerrona. Igualmente han dejado claro que no se conocían y no formaban ningún grupo; no se ha mostrado ninguna prueba en sentido contrario.
Han quedado patentes evidentes contradicciones entre el testimonio de los diferentes agentes de policía. También han declarado de una forma muy diferente a la recogida en sus propios atestados. Y en varios de los casos ha quedado claro que simplemente mentían, ya que los vídeos reflejaban que las circunstancias de las detenciones eran absolutamente diferentes a las relatadas por los agentes. Hay varios casos kafkianos. Un chico fue detenido al salir de una cafetería, según se podía observar en un vídeo; sin embargo, el agente había declarado que lo detuvo “in situ” participando en los disturbios. Otro andaba con la ayuda de muletas, pero el agente afirma que tuvo que perseguirle una larga distancia. Varios policías han reconocido que no vieron a los acusados participar en los disturbios, y ni siquiera se reconocen a sí mismos ni a los detenidos en los vídeos de TVE.
Tras las preguntas de los abogados a uno de los agentes sobre cómo se produjeron las detenciones, éste contestó que las había practicado siguiendo las instrucciones de policías de paisano por comunicaciones entre los agentes. No había visto al joven cometer ningún delito. Esto causó un gran revuelo, puesto que la policía no había facilitado esas comunicaciones en la fase de instrucción y por lo tanto la defensa no había podido escucharlas. El juez las solicitó a la Subdelegación de Gobierno, y la policía finalmente afirma que ha entregado todas las comunicaciones y no existen más. Así que, o bien el agente mintió, o bien no se han entregado dichas grabaciones porque favorecerían a la defensa. Su contenido, en caso de existir, podría evidenciar la consigna policial de detener a todo joven que caminara por nuestro barrio para llenar el “cupo de arrestos”.
Algunos policías admiten que no apuntaron la hora ni el lugar de las detenciones. Varias de ellas se produjeron 4 horas después de los disturbios. ¿Realmente pretenden que nos creamos que les siguieron durante 4 horas y sabían quiénes eran y que tenían claro que habían participado en los disturbios?
Parece que no sólo se quiere criminalizar y amedrentar la protesta social, sino además legitimar un “toque de queda”: cuando hay manifestaciones no se puede ni pasear por la calle, porque la policía te puede golpear, detener y acusar. Además, se está juzgando a un barrio entero: tanto la fiscal como los policías hablan continuamente de los conflictos sociales y disturbios que ha habido en Gamonal, tanto en 2014 como en épocas anteriores, como si ello fuera una prueba que permitiera condenar a nuestros vecinos.
Si la justicia fuera algo más que el nombre de una institución, sin duda se absolvería a las 12 personas encausadas y se investigaría esta trama represiva. Veremos qué sucede. Mientras tanto, es importante seguir con las concentraciones de apoyo hasta el jueves 16 de marzo.