Hace dos semanas el secretario de Estado John Kerry visitó Delhi, la capital de India, asistiendo a una rueda de prensa ante un grupo selecto de periodistas locales, que le preguntaron por la opinión de Estados Unidos acerca de que India no se hubiera sumado a las sanciones impuestas contra Rusia. Era precisamente uno de los motivos de su visita y el americano apenas logró esbozar una mueca de resignación. Acababa de perder a unos de sus más fieles socios. La incorporación de India a la Organización de Cooperación de Shanghai, conocida como la OTAN de oriente, es inminente.
El denominado Grupo de Shanghai se constituyó en 2001 y hasta ahora ha estado formado por Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, es decir, los países de Asia central que formaron parte de la URSS, junto con China. La incorporación de India supondrá un importante revés para el imperialismo estadounidense en la región, entre otras repercusiones internacionales de muy largo alcance, no sólo en el terreno estratégico y militar, sino también en el económico, ya que el Grupo de Shanghai tiene su contrapartida en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, del que también forman parte Rusia y China, ente otros países.
La actual crisis está confirmando que la ley leninista del desarrollo desigual es uno de los rasgos fundamentales del imperialismo: mientras unas potencias languidecen, otras se desarrollan poderosamente, trasladando los centros económicos mundiales de unas regiones a otras.
La actual crisis demuestra que las viejas potencias imperialistas se están hundiendo estrepitosamente, mientras han aparecido otras emergentes, especialmente China, Rusia e India, que están convirtiendo al Extremo Oriente en el centro del capitalismo mundial y de sus contradicciones más importantes.
El desarrollo económico asiático parece aún más impetuoso en la medida en que sus competidores internacionales naufragan, tejiendo nuevos alineamientos económicos, políticos y militares que conducen a una nueva guerra mundial.
Además de India, al Grupo de Shanghai se van a incorporar también Pakistán e Irán, otras dos potencias nucleares, dando un vuelco a la situación existente: el aislamiento de Irán se ha convertido en el aislamiento de Estados Unidos, que deberá retroceder no sólo en el Océano Índico sino en la región estratégica del Golfo Pérsico, lo cual supone la evacuación definitiva de Afganistán, de los antiguos países pertenecientes a la URSS (Uzbekistán, Kazajistán, Kirsguistán, Tayikistán) y, en fin, de Asia Central.
En la región el repliegue de Estados Unidos acabará en desbandada. La ampliación del Grupo de Shanghai, afirma el diplomático hindú Bhadrakumar (1), le impedirá continuar manipulando como hasta ahora a las organizaciones fantasmas del tipo Al-Qaeda y sus campañas de desestabilización por todo el mundo, que fue uno de los motivos de la creación de la alianza asiática.
Los nuevos socios aportarán a Rusia una “profundidad estratégica” de la que ahora carece, no sólo en el terreno militar sino también económico. Medidas del imperialismo occidental como las actuales sanciones económicas se convierten en un hazmerreir propicias sólo para cubrir de aspavientos los noticiarios en los horarios de mayor audiencia. Rusia ya ha anunciado que sustituirá las importaciones con otras procedentes de los países del nuevo bloque económico, mientras “se prepara para la guerra y tiene intenciones de reconstituir completamente su agricultura para vivir en situación de autosuficiencia”(2).
Por su parte, Rusia no sólo garantizará al grupo el sumunistro de hidrocarburos sino que el intercambio creciente va generar un importante núcleo económico y financiero en el que el dólar estará ausente.
Hasta la fecha India era, junto con Japón, Corea y Filipinas, el cinturón de seguridad que el imperialismo estadounidense había trenzado contra China. Durante las últimas elecciones celebradas en abril, nadie esperaba que el nuevo primer ministro Narendra Modi diera un vuelco a la política exterior de India, tradicionalmente enfrentada a Pekín. Más bien al contrario. No es extraño que en Moscú algún medio hable de una “revolución de dimensiones internacionales”.
(1) M. K. Bhadrakumar: Modi leads India to the Silk Road, Rediff News, 7 de agosto, http://www.rediff.com/news/column/modi-leads-india-to-the-silk-road/20140807.htm
(2) Thierry Meyssan: El inicio del cambio de rumbo mundial, Red Voltaire, 11 de agosto, http://www.voltairenet.org/article185030.html